jueves, 25 de mayo de 2023

LA FORTUNA ELEVA TU REPUTACIÓN

 

“No fue ilustre, es verdad, placidísimo anciano, la línea de tu estirpe, ni tu árbol genealógico se remonta a ancestros lejanos, pero tu enorme fortuna compensó tu linaje y ocultó la bajeza de tus padres.”

 

( Publio Papinio Estacio )

 

Supongo que Estacio trata de expresar un mensaje realista y de reflexión sobre la fortuna y la reputación Es cierto su linaje no era ilustre y que sus antepasados no eran figuras destacadas en la historia de Roma. Sin embargo, la Fortuna le favoreció y le otorgó riqueza y éxito, lo cual ya es mucho mérito en una sociedad tan clasista como la romana, donde se daba muchísima importancia y se repetaba mucho la alta posición social. No en vano entre los propios romanos llamaban “Favorito de la Fortuna”, a aquel que ascendía de posición social por méritos propios y a costa de grandes trabajos y sacrificios.

Dejando aparte que en la cultura romana, la Fortuna ( que además era una diosa, y no se refiere solo a las grandes riquezas materiales) era vista como una fuerza divina que podía influir en el destino de las personas. Por eso los mismos romanos decían que la Fortuna era caprichosa, lo mismo fuera que lograras las cosas por suerte como por los muchos esfuerzos empeñados en el propósito.

Creo que con su frase Estacio quiso transmitir que la fortuna puede tener un impacto significativo en la reputación de cada uno y cómo son percibidos por los demás. Y en todo caso, en la sociedad romana se valoraba mucho la riqueza, el estatus, y la familia de procedencia, a veces incluso por encima de los méritos individuales. Aunque ser un “Favorito de la Fortuna” podía ser visto como algo positivo, también se consideraba que una persona que dependía demasiado de la suerte no era digna de respeto, ya que los méritos conllevaban el propio reconocimiento es los demás.

 

Aunque la fortuna, es decir, la riqueza y el éxito, pueden abrir puertas y ofrecer oportunidades, no es el único factor determinante en la vida. La fortuna puede ser volátil y efímera, como reconocían los propios romanos y era necesario tener en cuenta otros aspectos fundamentales. Quiero decir que en lugar de basar la vida y la reputación únicamente en que se disponga de la suerte de que la fortuna les sea favorable o no, la gente debería aspirar a construir su propia base sólida de valores, virtudes y habilidades. El esfuerzo, la dedicación y la búsqueda del conocimiento son elementos fundamentales para desarrollarlos como individuos y obtener un reconocimiento genuino. Para tener más suerte en la vida y llegar a ser un “Favorito de la Fortuna” es importante que en las primeras etapas de la vida se dedique una atención especial al estudio y al aprendizaje, a experimentar, y a leer sin descanso ni interrupción todo cuanto nos pueda ser de utilidad y nos valga para mejorar como personas. 

Y ejercitarse duramente en estar en buenas condiciones físicas, porque la salud es la base para obtener todo lo demás. Por esto los miembros de la nobleza romana sabían cómo aplicarse en lo del “cursus honorum”, en el aprendizaje de todo tipo de conocimientos y disciplinas, así como todas las artes marciales, para obtener prestigio militar, ya que llegar a ascender socialmente ( cuánto más, mejor) era uno de los mayores honores a los que los romanos podían aspirar. Cabe citar, por ejemplo, los ejercicios marciales de la juventud romana en el Campo de Marte, de Roma.  Pero la aristocracia era como una casta aparte, y bastante cerrada, que se resistía a admitir a nuevos miembros, por lo cual en otros sectores sociales, lo de ascender socialmente, podía ser a base de amasar una inmensa cantidad de dinero y de riquezas, pues quien no podía ser noble de sangre o familia, indirectamente podía ennoblecerse por la obra y acción del dinero.

 

No obstante es importante recordar que el linaje y el estatus social no definian por completo la valía de un romano, aunque había un profundo celo respecto a la propia posición social. Es verdad que la grandeza no se encuentra exclusivamente en las raíces familiares, aunque en la mentalidad de los antiguos romanos generalmente era así), sino en las acciones y logros personales de cada ciudadano romano. A lo largo de la Historia, habían habido personas extraordinarias que surgieron de orígenes humildes y que dejaron un legado duradero, y es el caso de los plebeyos que llegaron a formar parte de la nobleza patricia, generalmente estableciendo alianzas familiares con la enorme riqueza que podían aportar a la familia patricia con la que buscaban tener enlaces de parentesco.

 

Por tanto, reflexionando en el enunciado de Estacio, llego a la conclusión de que  no hay que limitarse a buscar una reputación basada únicamente en la fortuna o la posición social. Conviene cultivar e carácter, desarrollar los talentos propios y esforzarse por alcanzar las metas fijadas con determinación y perseverancia. Ser conscientes de que el verdadero valor reside en lo que somos y en lo que aportamos al mundo, y no lo que se ha recibido en herencia o en simple suerte inesperada.

 La Fortuna puede brindar oportunidades, pero depende de nosotros aprovecharlas y demostrar nuestra valía. No se debe permitir que las circunstancias externas de nacimiento o de simple suerte inesperada definan el éxito o la reputación. Hay que trabajar arduamente, seguir las propias pasiones y ser fieles a los propios principios. Solo así se puede construir una reputación sólida y duradera basada en su propio mérito, que es lo que realmente importa, y lo que indirectamente hace que los demás les tengan un respeto, ya que la verdadera grandeza no se mide por la suerte que se haya tenido, sino por el impacto que dejamos en el mundo y en las vidas de los demás, tanto debido a nuestros propios esfuerzos como en la calidad de persona que podemos llegar a ser. 

Por tanto, no se debe de subestimar el poder de las propias acciones y el potencial que cada uno puede tener para forjar su propio camino hacia el éxito, ya que el dinero no lo es todo, aunque ayuda mucho, y lo mismo la procedencia social recibida en herencia, llegada inesperadamente por un golpe de suerte, o la que se ha ido ganando poco a poco a base de inmensas luchas, esfuerzos y sacrificios.




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