Heliogábalo
fue un emperador romano que vivió a principios del siglo III d.C. A menudo se
le considera como uno de los peores emperadores de Roma y habitualmente se le
coloca en la misma liga que otros emperadores notorios como Nerón y Calígula. En la actualidad, Heliogábalo tal
vez no sea tan conocido como estos "malos emperadores", pero en su
época causó una gran conmoción por sus extravagancias religiosas y sexuales,
que le valieron el odio y el desprecio de sus súbditos.
Heliogábalo
(en latín, Elagabalus) nació alrededor del año 203 d.C., en Emesa, una ciudad
en el oeste de Siria conocida hoy como Homs. Al nacer, Heliogábalo era conocido
como Vario Avito
Basiano (en latín,
Varius Avitus Bassianus). Su padre fue Sexto Vario Marcelo, un noble romano de origen sirio, y su madre fue Julia Soemias, una sobrina de Julia Domna, la esposa del emperador Septimio Severo. Por tanto, Heliogábalo era primo
segundo de Caracalla
y Geta, los hijos de
Septimio Severo y Julia Domna.
Heliogábalo
creció en Emesa, donde desde su infancia fue sacerdote del dios solar El-Gabal
(en árabe, "la montaña"), al que estaba dedicado un famoso templo en
la ciudad. El-Gabal era una deidad local que los romanos identificaban con el
Sol Invicto o con Júpiter. Heliogábalo era el nombre del dios y también el
título que recibía su sumo sacerdote. Por eso, cuando Vario Avito Basiano se
convirtió en emperador, adoptó el nombre de Marco Aurelio Antonino Augusto,
pero fue conocido popularmente como Heliogábalo.
La
llegada al trono de Heliogábalo fue fruto de una conspiración urdida por su abuela
materna, Julia Mesa, otra sobrina de Julia Domna. Tras
la muerte de Caracalla en el año 217 d.C., el poder pasó a manos de Macrino, el
prefecto del pretorio que había ordenado asesinar al emperador Macrino no era popular ni entre el ejército
ni entre el Senado, y además se enfrentaba a la amenaza de los partidarios de
la dinastía Severa. Julia Mesa aprovechó esta situación para promover a su
nieto como candidato al trono, difundiendo el rumor de que era hijo ilegítimo
de Caracalla y por tanto heredero legítimo.
En el
año 218 d.C., las tropas romanas estacionadas en Siria se rebelaron contra
Macrino y proclamaron emperador a Heliogábalo, que entonces tenía unos 15 años.
Macrino intentó sofocar la revuelta, pero fue derrotado y ejecutado en la
batalla de Antioquía. Heliogábalo entró triunfalmente en Roma acompañado por su
madre y su abuela, que ejercieron una gran influencia sobre él.
El
reinado de Heliogábalo duró solo cuatro años, pero fueron suficientes para
provocar el escándalo y la indignación de la sociedad romana. El joven
emperador se mostró indiferente a los asuntos políticos y militares, delegando
el gobierno en sus parientes o en sus favoritos. Su principal interés fue
imponer el culto a El-Gabal como la religión suprema del Imperio, por encima de
las demás divinidades romanas.
Heliogábalo
trasladó la piedra sagrada de El-Gabal desde Emesa hasta Roma, donde le
construyó un magnífico templo en el Palatino. Allí celebraba rituales
extravagantes y suntuosos en honor al dios solar, vestido con ropas orientales
y joyas. Además, intentó casarse con varias diosas romanas para asegurar la
supremacía de El-Gabal sobre ellas. Así, contrajo matrimonio con Minerva, Vesta
y Urania (la personificación del cielo), entre otras.
La
imposición del culto a El-Gabal por parte de Heliogábalo no fue bien recibida
por la mayoría de los romanos, que veían en él una amenaza para su tradición
religiosa y su identidad cultural. Los romanos eran tolerantes con las
diferentes creencias que existían en el Imperio, siempre y cuando se respetara
el culto al emperador y a los dioses oficiales. Sin embargo, Heliogábalo quiso
subordinar a todos los demás dioses a El-Gabal, incluso a Júpiter, el padre de
los dioses y protector de Roma.
Heliogábalo
no solo construyó un templo para El-Gabal en el Palatino, sino que también
ordenó trasladar allí las reliquias más sagradas de la religión romana, como el
fuego de Vesta, el escudo de Marte y la piedra negra de la Gran Madre. Además,
intentó fusionar a El-Gabal con otros dioses solares, como Sol Invicto o Mitra,
para crear una nueva religión universal. Su proyecto fracasó por la resistencia
de los sacerdotes y los fieles de las distintas sectas.
Heliogábalo
también tuvo conflictos con los cristianos y los judíos, que se habían extendido
por el Imperio y que rechazaban el politeísmo romano. El emperador les ofreció
la posibilidad de integrarse en su nueva religión, pero ellos se negaron.
Heliogábalo entonces les persiguió y les prohibió practicar sus ritos. Según
algunas fuentes, llegó a profanar el templo de Jerusalén y el sepulcro de
Jesús.
Otro aspecto que causó escándalo en la sociedad romana fue la conducta sexual de Heliogábalo, que desafiaba las normas morales y legales de la época. El emperador se casó cuatro veces con mujeres diferentes: Julia Cornelia Paula (219-220), Julia Aquilia Severa (220-221; 221-222), Annia Faustina (221) y Hierocles (222).
La segunda esposa era una virgen
vestal consagrada a Vesta, cuyo matrimonio con el emperador era considerado un
sacrilegio. La tercera esposa era una descendiente de Marco Aurelio y la viuda de un usurpador. La cuarta
esposa era un auriga (conductor de carros) que había sido amante del emperador
y al que este le concedió el título de Augusto.
Pero
las esposas de Heliogábalo no fueron las únicas personas con las que mantuvo
relaciones sexuales. El emperador también tuvo numerosos amantes masculinos y
femeninos, entre los que destacan su primo Alejandro Severo, su secretario Eutiquiano y su barbero Zotico. Según las fuentes antiguas, Heliogábalo se prostituía en los burdeles y
en el palacio imperial, ofreciendo sus servicios a todo tipo de clientes.
Además, se vestía con ropas femeninas y se sometía a operaciones quirúrgicas
para cambiar su sexo.
Heliogábalo
no solo transgredía las leyes del matrimonio y la moral sexual, sino también
las del parentesco y la consanguinidad. Se dice que tuvo incesto con su madre
Julia Soemias, su abuela Julia Mesa y su tía Julia Mamea. También se rumoreaba
que había intentado casarse con su hermanastra Julia Mesa (hija de Julia Mamea)
o con su sobrina Julia Drusila (hija de Alejandro Severo).
La
conducta de Heliogábalo provocó el rechazo y la hostilidad de la mayoría de los
romanos, especialmente del Senado, del ejército y del pueblo. Su abuela Julia
Mesa se dio cuenta del peligro que corría su nieto y trató de moderar su
comportamiento. Le convenció para que adoptara a su primo Alejandro Severo como
sucesor y le asociara al gobierno. Sin embargo, esta medida solo aumentó la
rivalidad entre los dos emperadores.
Heliogábalo
pronto se arrepintió de haber adoptado a Alejandro Severo y trató de
eliminarlo. En varias ocasiones intentó asesinarlo o acusarlo falsamente de
traición. Pero Alejandro Severo contaba con el apoyo del ejército y del pueblo,
que lo preferían a Heliogábalo por su moderación y su piedad. Finalmente, en
marzo del año 222 d.C., estalló una revuelta en el campamento militar donde se
alojaban los dos emperadores.
Los
soldados asaltaron el palacio imperial y mataron a Heliogábalo junto con su madre
Julia Soemias. Sus cuerpos fueron arrastrados por las calles de Roma y
arrojados al río Tíber. Alejandro Severo fue proclamado único emperador y trató
de borrar toda huella del reinado de Heliogábalo. Sus estatuas fueron
derribadas, sus monedas fundidas, sus leyes abolidas y su memoria maldita.
Heliogábalo
ha pasado a la historia como uno de los emperadores más infames y despreciables
de Roma. Su reputación se basa principalmente en las fuentes antiguas que lo
retratan como un tirano depravado, loco y sacrílego. Sin embargo, estas fuentes
son muy parciales y hostiles hacia él, ya que reflejan el punto de vista de sus
enemigos políticos o religiosos.
Algunos historiadores modernos han intentado ofrecer una visión más matizada y comprensiva de Heliogábalo, teniendo en cuenta el contexto histórico y cultural en el que vivió. Así, han señalado que su religión no era tan extraña ni tan impopular como se ha dicho, ya que formaba parte del sincretismo religioso propio del Imperio Romano. También han sugerido que su sexualidad no era tan anormal ni tan escandalosa como se ha creído
¿Era
Heliogábalo un enfermo mental y corrompido?. Si analizamos podemos observar
algunos posibles factores que podrían explicar su extravagante y controvertido
comportamiento son los siguientes:
- Su
origen sirio y su religión oriental. Heliogábalo pertenecía a una familia de
origen árabe que veneraba al dios solar El-Gabal, una deidad local que los
romanos identificaban con el Sol Invicto o con Júpiter. Heliogábalo era el sumo
sacerdote de este dios y se sentía orgulloso de su herencia cultural. Sin
embargo, su intento de imponer el culto a El-Gabal en Roma chocó con la
tradición religiosa y la identidad cultural de los romanos, que lo vieron como
una amenaza y una ofensa. Heliogábalo no supo adaptarse ni respetar las
costumbres romanas, sino que quiso cambiarlas e imponerlas según su voluntad.
- Su
juventud e inexperiencia. Heliogábalo se convirtió en emperador a los 15 años,
gracias a una conspiración de su abuela Julia Mesa, que lo presentó como el
hijo ilegítimo de Caracalla. A esta edad tan joven, Heliogábalo no estaba
preparado ni interesado en gobernar el Imperio, sino que se dedicó a satisfacer
sus caprichos y sus placeres al ostentar todo el poder de la púrpura imperial.
Lo que más dominaba era la adoración al dios del sol, por haber sido sacerdote,
y en consecuencia, dominar bien ese tema. No tuvo en cuenta las consecuencias
políticas, militares y sociales de sus actos, ni escuchó los consejos de sus
parientes o sus ministros. Se dejó influir por sus favoritos y sus amantes, que
logicamente por ser un joven inmaduro, se aprovecharon de su poder y de su
riqueza.
- Su
personalidad y su sexualidad. Heliogábalo tenía una personalidad extravagante,
excéntrica y provocadora, que buscaba llamar la atención y sorprender a los
demás. Su sexualidad era muy variada y transgresora, siempre en busca de nuevas
sensaciones, emociones, y placeres, ya que se casó con cuatro mujeres
diferentes (entre ellas lo chocante y escandaloso de hacerlo con una virgen
vestal), tuvo numerosos amantes masculinos y femeninos (entre ellos un auriga
al que nombró Augusto), se prostituía en los burdeles y en el palacio, se
vestía con ropas femeninas y se sometió a extrañas y arriesgadas operaciones quirúrgicas para cambiar su sexo. También
tuvo incesto con su madre, su abuela, su tía y su hermanastra. Su conducta
sexual escandalizó a los romanos, que la consideraban inmoral, ilegal y
sacrílega.
Estos
son algunos de los posibles motivos que podrían explicar por qué Heliogábalo
era tan corrompido y enfermo mental según las fuentes antiguas. Sin embargo,
hay que tener en cuenta que estas fuentes son muy hostiles hacia él y que
pueden haber exagerado o inventado algunos de sus hechos para desprestigiarlo y
justificar su asesinato. Algunos historiadores modernos han intentado ofrecer
una visión más matizada y comprensiva de Heliogábalo, teniendo en cuenta el
contexto histórico y cultural en el que vivió.
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