sábado, 20 de mayo de 2023

HELIOGÁBALO: EL INCESTUOSO JOVENCÍSIMO EMPERADOR QUE ESCANDALIZÓ A ROMA CON SU RELIGIÓN Y SU SEXUALIDAD

 

Heliogábalo fue un emperador romano que vivió a principios del siglo III d.C. A menudo se le considera como uno de los peores emperadores de Roma y habitualmente se le coloca en la misma liga que otros emperadores notorios como Nerón y Calígula. En la actualidad, Heliogábalo tal vez no sea tan conocido como estos "malos emperadores", pero en su época causó una gran conmoción por sus extravagancias religiosas y sexuales, que le valieron el odio y el desprecio de sus súbditos.

 

Heliogábalo (en latín, Elagabalus) nació alrededor del año 203 d.C., en Emesa, una ciudad en el oeste de Siria conocida hoy como Homs. Al nacer, Heliogábalo era conocido como Vario Avito Basiano (en latín, Varius Avitus Bassianus). Su padre fue Sexto Vario Marcelo, un noble romano de origen sirio, y su madre fue Julia Soemias, una sobrina de Julia Domna, la esposa del emperador Septimio Severo. Por tanto, Heliogábalo era primo segundo de Caracalla y Geta, los hijos de Septimio Severo y Julia Domna.

 

Heliogábalo creció en Emesa, donde desde su infancia fue sacerdote del dios solar El-Gabal (en árabe, "la montaña"), al que estaba dedicado un famoso templo en la ciudad. El-Gabal era una deidad local que los romanos identificaban con el Sol Invicto o con Júpiter. Heliogábalo era el nombre del dios y también el título que recibía su sumo sacerdote. Por eso, cuando Vario Avito Basiano se convirtió en emperador, adoptó el nombre de Marco Aurelio Antonino Augusto, pero fue conocido popularmente como Heliogábalo.

 

La llegada al trono de Heliogábalo fue fruto de una conspiración urdida por su abuela materna, Julia Mesa, otra sobrina de Julia Domna. Tras la muerte de Caracalla en el año 217 d.C., el poder pasó a manos de Macrino, el prefecto del pretorio que había ordenado asesinar al emperador Macrino no era popular ni entre el ejército ni entre el Senado, y además se enfrentaba a la amenaza de los partidarios de la dinastía Severa. Julia Mesa aprovechó esta situación para promover a su nieto como candidato al trono, difundiendo el rumor de que era hijo ilegítimo de Caracalla y por tanto heredero legítimo.

 

En el año 218 d.C., las tropas romanas estacionadas en Siria se rebelaron contra Macrino y proclamaron emperador a Heliogábalo, que entonces tenía unos 15 años. Macrino intentó sofocar la revuelta, pero fue derrotado y ejecutado en la batalla de Antioquía. Heliogábalo entró triunfalmente en Roma acompañado por su madre y su abuela, que ejercieron una gran influencia sobre él.

 

El reinado de Heliogábalo duró solo cuatro años, pero fueron suficientes para provocar el escándalo y la indignación de la sociedad romana. El joven emperador se mostró indiferente a los asuntos políticos y militares, delegando el gobierno en sus parientes o en sus favoritos. Su principal interés fue imponer el culto a El-Gabal como la religión suprema del Imperio, por encima de las demás divinidades romanas.

 

Heliogábalo trasladó la piedra sagrada de El-Gabal desde Emesa hasta Roma, donde le construyó un magnífico templo en el Palatino. Allí celebraba rituales extravagantes y suntuosos en honor al dios solar, vestido con ropas orientales y joyas. Además, intentó casarse con varias diosas romanas para asegurar la supremacía de El-Gabal sobre ellas. Así, contrajo matrimonio con Minerva, Vesta y Urania (la personificación del cielo), entre otras.

 

La imposición del culto a El-Gabal por parte de Heliogábalo no fue bien recibida por la mayoría de los romanos, que veían en él una amenaza para su tradición religiosa y su identidad cultural. Los romanos eran tolerantes con las diferentes creencias que existían en el Imperio, siempre y cuando se respetara el culto al emperador y a los dioses oficiales. Sin embargo, Heliogábalo quiso subordinar a todos los demás dioses a El-Gabal, incluso a Júpiter, el padre de los dioses y protector de Roma.

 

Heliogábalo no solo construyó un templo para El-Gabal en el Palatino, sino que también ordenó trasladar allí las reliquias más sagradas de la religión romana, como el fuego de Vesta, el escudo de Marte y la piedra negra de la Gran Madre. Además, intentó fusionar a El-Gabal con otros dioses solares, como Sol Invicto o Mitra, para crear una nueva religión universal. Su proyecto fracasó por la resistencia de los sacerdotes y los fieles de las distintas sectas.

 

Heliogábalo también tuvo conflictos con los cristianos y los judíos, que se habían extendido por el Imperio y que rechazaban el politeísmo romano. El emperador les ofreció la posibilidad de integrarse en su nueva religión, pero ellos se negaron. Heliogábalo entonces les persiguió y les prohibió practicar sus ritos. Según algunas fuentes, llegó a profanar el templo de Jerusalén y el sepulcro de Jesús.

 

Otro aspecto que causó escándalo en la sociedad romana fue la conducta sexual de Heliogábalo, que desafiaba las normas morales y legales de la época. El emperador se casó cuatro veces con mujeres diferentes: Julia Cornelia Paula (219-220), Julia Aquilia Severa (220-221; 221-222), Annia Faustina (221) y Hierocles (222). 

La segunda esposa era una virgen vestal consagrada a Vesta, cuyo matrimonio con el emperador era considerado un sacrilegio. La tercera esposa era una descendiente de Marco Aurelio y la viuda de un usurpador. La cuarta esposa era un auriga (conductor de carros) que había sido amante del emperador y al que este le concedió el título de Augusto.

 

Pero las esposas de Heliogábalo no fueron las únicas personas con las que mantuvo relaciones sexuales. El emperador también tuvo numerosos amantes masculinos y femeninos, entre los que destacan su primo Alejandro Severo, su secretario Eutiquiano y su barbero Zotico. Según las fuentes antiguas, Heliogábalo se prostituía en los burdeles y en el palacio imperial, ofreciendo sus servicios a todo tipo de clientes. Además, se vestía con ropas femeninas y se sometía a operaciones quirúrgicas para cambiar su sexo.

 

Heliogábalo no solo transgredía las leyes del matrimonio y la moral sexual, sino también las del parentesco y la consanguinidad. Se dice que tuvo incesto con su madre Julia Soemias, su abuela Julia Mesa y su tía Julia Mamea. También se rumoreaba que había intentado casarse con su hermanastra Julia Mesa (hija de Julia Mamea) o con su sobrina Julia Drusila (hija de Alejandro Severo).

 

La conducta de Heliogábalo provocó el rechazo y la hostilidad de la mayoría de los romanos, especialmente del Senado, del ejército y del pueblo. Su abuela Julia Mesa se dio cuenta del peligro que corría su nieto y trató de moderar su comportamiento. Le convenció para que adoptara a su primo Alejandro Severo como sucesor y le asociara al gobierno. Sin embargo, esta medida solo aumentó la rivalidad entre los dos emperadores.

 

Heliogábalo pronto se arrepintió de haber adoptado a Alejandro Severo y trató de eliminarlo. En varias ocasiones intentó asesinarlo o acusarlo falsamente de traición. Pero Alejandro Severo contaba con el apoyo del ejército y del pueblo, que lo preferían a Heliogábalo por su moderación y su piedad. Finalmente, en marzo del año 222 d.C., estalló una revuelta en el campamento militar donde se alojaban los dos emperadores.

 

Los soldados asaltaron el palacio imperial y mataron a Heliogábalo junto con su madre Julia Soemias. Sus cuerpos fueron arrastrados por las calles de Roma y arrojados al río Tíber. Alejandro Severo fue proclamado único emperador y trató de borrar toda huella del reinado de Heliogábalo. Sus estatuas fueron derribadas, sus monedas fundidas, sus leyes abolidas y su memoria maldita.

 

Heliogábalo ha pasado a la historia como uno de los emperadores más infames y despreciables de Roma. Su reputación se basa principalmente en las fuentes antiguas que lo retratan como un tirano depravado, loco y sacrílego. Sin embargo, estas fuentes son muy parciales y hostiles hacia él, ya que reflejan el punto de vista de sus enemigos políticos o religiosos.

 

Algunos historiadores modernos han intentado ofrecer una visión más matizada y comprensiva de Heliogábalo, teniendo en cuenta el contexto histórico y cultural en el que vivió. Así, han señalado que su religión no era tan extraña ni tan impopular como se ha dicho, ya que formaba parte del sincretismo religioso propio del Imperio Romano. También han sugerido que su sexualidad no era tan anormal ni tan escandalosa como se ha creído

 

¿Era Heliogábalo un enfermo mental y corrompido?. Si analizamos podemos observar algunos posibles factores que podrían explicar su extravagante y controvertido comportamiento son los siguientes:

 

- Su origen sirio y su religión oriental. Heliogábalo pertenecía a una familia de origen árabe que veneraba al dios solar El-Gabal, una deidad local que los romanos identificaban con el Sol Invicto o con Júpiter. Heliogábalo era el sumo sacerdote de este dios y se sentía orgulloso de su herencia cultural. Sin embargo, su intento de imponer el culto a El-Gabal en Roma chocó con la tradición religiosa y la identidad cultural de los romanos, que lo vieron como una amenaza y una ofensa. Heliogábalo no supo adaptarse ni respetar las costumbres romanas, sino que quiso cambiarlas e imponerlas según su voluntad.

 

- Su juventud e inexperiencia. Heliogábalo se convirtió en emperador a los 15 años, gracias a una conspiración de su abuela Julia Mesa, que lo presentó como el hijo ilegítimo de Caracalla. A esta edad tan joven, Heliogábalo no estaba preparado ni interesado en gobernar el Imperio, sino que se dedicó a satisfacer sus caprichos y sus placeres al ostentar todo el poder de la púrpura imperial. Lo que más dominaba era la adoración al dios del sol, por haber sido sacerdote, y en consecuencia, dominar bien ese tema. No tuvo en cuenta las consecuencias políticas, militares y sociales de sus actos, ni escuchó los consejos de sus parientes o sus ministros. Se dejó influir por sus favoritos y sus amantes, que logicamente por ser un joven inmaduro, se aprovecharon de su poder y de su riqueza.

 

- Su personalidad y su sexualidad. Heliogábalo tenía una personalidad extravagante, excéntrica y provocadora, que buscaba llamar la atención y sorprender a los demás. Su sexualidad era muy variada y transgresora, siempre en busca de nuevas sensaciones, emociones, y placeres, ya que se casó con cuatro mujeres diferentes (entre ellas lo chocante y escandaloso de hacerlo con una virgen vestal), tuvo numerosos amantes masculinos y femeninos (entre ellos un auriga al que nombró Augusto), se prostituía en los burdeles y en el palacio, se vestía con ropas femeninas y se sometió a extrañas y arriesgadas operaciones  quirúrgicas para cambiar su sexo. También tuvo incesto con su madre, su abuela, su tía y su hermanastra. Su conducta sexual escandalizó a los romanos, que la consideraban inmoral, ilegal y sacrílega.

 

Estos son algunos de los posibles motivos que podrían explicar por qué Heliogábalo era tan corrompido y enfermo mental según las fuentes antiguas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas fuentes son muy hostiles hacia él y que pueden haber exagerado o inventado algunos de sus hechos para desprestigiarlo y justificar su asesinato. Algunos historiadores modernos han intentado ofrecer una visión más matizada y comprensiva de Heliogábalo, teniendo en cuenta el contexto histórico y cultural en el que vivió.



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