Placidio Valentiniano, más conocido como Valentiniano III (en latín: Placidius Valentinianus; Rávena, 2 de julio de 419-Roma, 16 de marzo de 455) fue emperador romano de Occidente (424 - 455). Fue el hijo mayor de Constancio III y Gala Placidia, hija de Teodosio el Grande. Recibió el título de césar el 23 de octubre de 424 en Tesalónica, y tras una corta guerra civil en Italia contra el usurpador Juan, fue instituido como emperador (Augusto) de Occidente en Roma el 23 de octubre de 425.
El
reinado de Valentiniano III se encuadra en una etapa de absoluta decadencia por
parte del Imperio romano de Occidente. En el año 395, el emperador Teodosio I
el Grande dividió el Imperio romano entre sus dos hijos. Ninguno de los dos
demostró ser un emperador capaz y, en ese contexto, sobresalieron figuras
militares que ostentaban el poder real al mando de los ejércitos. Cuando
Valentiniano asciende al trono, lo hace como una figura vinculada a las
dinastías teodosiana y valentiniana a través de su ascendencia. Sin embargo,
son los magister militum (los jefes militares) los que detentan el mando. En el
caso occidental destacaron las figuras de Estilicón y, durante el reinado de Valentiniano, de Flavio Aecio.
Cuando
Valentiniano asciende al trono, el Imperio romano de Occidente, que
originalmente constaba de los territorios de Britania, la Galia, Hispania,
África, Italia, Dalmacia y Panonia, únicamente controla de manera efectiva y
total Italia: Britania ha sido abandonada, la Galia se halla sumida en el caos
cuando tribus como los visigodos o los burgundios son asentados bajo el estatus
de foederati, los suevos y vándalos se apoderan de regiones de Hispania como
Gallaecia o la Bética, África se ha convertido en un territorio
semi-independiente bajo el magister militum per Africae Bonifacio y Panonia se halla invadida por los
hunos. El Imperio posee demasiados frentes abiertos, pero carece de los
suficientes fondos para mantener un ejército que permita controlarlos, y de una
estabilidad que construya un gobierno eficaz.
Las
fuentes originales que se tienen sobre el reinado de Valentiniano III son las
Crónicas de Próspero
de Aquitania, la
Historia Gótica de Jordanes, escrita en el siglo VI, y la obra
del poeta Sidonio
Apolinar.
Valentiniano
fue el hijo de Gala Placidia y Flavio Constancio. Su padre había sido el hombre
fuerte durante el gobierno del emperador Honorio y ascendido a coemperador,
cargo que ejerció durante seis meses antes de morir. Su madre era la hermana de
Honorio; a través de ella descendía del emperador Teodosio I y de Valentiniano I. Tuvo una hermana, Justa Grata Honoria, probablemente mayor que él. En
resumen, a través de su linaje, Valentiniano era hijo, nieto, bisnieto, sobrino
y primo de emperadores romanos. Nació en Rávena, la capital de facto del
Imperio romano de Occidente, el 2 de julio del año 419 d. C. A
los pocos años de su nacimiento, el emperador Honorio le otorgó el título de
nobilissimus, el cual no fue reconocido por el emperador oriental Teodosio II. Su padre falleció cuando
Valentiniano tenía tan solo dos años de edad, y él junto con su familia huyó a
Constantinopla debido a las intrigas de la corte de Honorio. Valentiniano y su
familia vivieron en la capital oriental hasta la muerte de Honorio en el año
423.
Aprovechando
el vacío de poder existente, el patricio y favorito del difunto Honorio, Flavio Castino, elevó a un magistrado, Juan, a la
púrpura imperial. Teodosio II no aceptó esta situación y procedió a otorgarle
al pequeño Valentiniano el título de césar el 23 de octubre del 424,
proclamándolo en Tesalónica y reconociendo también a su difunto padre como
augusto. Teodosio comprometió a su hija, Licinia Eudoxia, con Valentiniano,
casándose ambos cuando el pequeño alcanzó la mayoría de edad. Valentiniano y un
ejército oriental acudió a Occidente, derrotando al usurpador Juan. El 23 de
octubre del año 425, Valentiniano fue instalado en Roma por el magister
officiorum Helion y proclamado emperador de Occidente; tenía por aquel entonces
seis años.
Debido
a su minoría de edad, su
madre ejerció la Regencia. Su primera
decisión fue nombrar a Félix como magister utriusque militiae.
Para
el 425, los hunos llegaron hasta Rávena conducidos por Flavio Aecio, el cual
apoyaba la pretensión de Juan al trono. Los regentes y los hunos pactaron que
estos abandonarían la provincia de Panonia Valeria a cambio de un pesado
tributo. Esto permitió a Félix reestructurar las defensas del Danubio y dirigir
campañas contra los visigodos entre los años 426 y 430, y contra los francos en
el Rin entre el 428 y el 432. Pese a esto, la situación en el Imperio romano de
Occidente era muy delicada. Los visigodos, asentados en la región de Aquitania,
aumentaban cada vez más su influencia, los vándalos persistían en sus
incursiones sobre Hispania y para el 429 se apoderaron de facto de la
Mauretania Tingitana.
La
pérdida de África, el mayor proveedor de grano del Imperio, y la delicada
situación provincial hizo que los impuestos aumentaran. La calidad de vida de
la población decayó y la lealtad de las provincias cada vez se vio más
comprometida. Por si esto fuera poco, se desató una lucha de poder entre los
principales generales del Imperio; Félix, magister militum praesentalis; el
comes Bonifacio, magister militum per Africam, y Flavio Aecio el magister
militum per Gallias. En el 427, Félix acusó a Bonifacio de traición y le ordenó
regresar a Italia, a lo que este rehusó y derrotó a un ejército enviado por
Félix para arrestarle. Aecio, con el respaldo de Gala Placidia, le reemplazó
como magister militum praesentalis en el 429, antes de ordenar su ejecución en
el año 430 acusándole a él y a su mujer de conspiración.
Placidia
envió al germano Sigisvultus a África para sofocar la rebelión de Bonifacio.
Este, incapaz de derrotar a sus ejércitos, llamó a los vándalos en su ayuda,
prometiéndoles la división de África en dos partes. Ante la perspectiva de
perder el mayor proveedor de grano del Imperio de Occidente ante los bárbaros,
Roma decidió hacer las paces con Bonifacio. Sigisvultus, ahora con el título de
magister militum praesentalis (pese a que este título pertenecía a Aecio), y
Bonifacio trataron de resistir el envite de los vándalos. Derrotado, Bonifacio
partió para Italia donde entró en conflicto con Aecio.
Placidia,
cada vez más preocupada por la creciente influencia de Aecio, le retiró el
título de magister militum praesentalis y se lo otorgó a Bonifacio. Estalló un
conflicto civil entre ambos, enfrentándose en la Batalla de Rímini, donde
Bonifacio venció, pero resultó mortalmente herido. Aecio regresó con los hunos,
con los cuales llegó a una alianza que le permitiera restaurar su posición
anterior y se dirigió a Italia con un ejército. En el 435, Roma se veía
obligada a reconocer las posesiones africanas de los vándalos a cambio de un
tributo. Asimismo, a los hunos se les garantizó un territorio en la Panonia
Savia. Dos años después, en el 437, la Regencia de Placidia llegó a su fin
cuando Valentiniano contrajo matrimonio con Licinia Eudoxia en Constantinopla.
Valentiniano regresó a Occidente con el título de emperador, pero no era más
que un cargo nominal, pues en la práctica el poder descansaba sobre los hombros
del magister militum Flavio Aecio.
Entre
los años 436 y 439, el Imperio occidental mantuvo un constante enfrentamiento
con los visigodos. Se produjeron conflictos también con francos y burgundios, a
la vez que el Imperio conseguía sofocar las bagaudas de la Galia en el año 437.
En 438, año del nacimiento de la primera hija de Valentiniano, se firmaba la
paz con los suevos.
El
avance de los vándalos en África se convirtió en imparable. La invitación que
les hizo Bonifacio se convirtió en una fuerza que amenazaba con conquistar todo
el norte de África. Ello culminó con la caída de Cartago en octubre del año
439. Esto supuso un golpe brutal, no solo porque el Imperio de Occidente perdía
una de sus principales ciudades y su mayor suministrador de grano, sino porque
los vándalos se apoderaron de la poderosa flota anclada de la ciudad. Desde el
año 440, los vándalos llevaron a cabo razias que paralizaron el comercio en el
Mediterráneo occidental y asolaron las costas próximas. Ese mismo año, los
vándalos desembarcan en Sicilia, mientras Flavio Aecio intenta coordinarse con
el Imperio de Oriente para repelerlos. Sin embargo, los planes de Aecio
tuvieron que posponerse cuando los hunos penetraron desde el Danubio, lo que obligó
a transferir tropas para detenerlos.
Para
el año 442, Valentiniano y Aecio tenían que observar con impotencia como los
vándalos de Genserico se apoderaban de las islas de
Corsica y Sardinia, asolaban la provincia de Mauretania y dirigían continuas
razias hacia Sicilia. Resignándose a ser incapaz de detener las ofensivas de
Genserico, Aecio decidió intentar ganarlo para su causa vinculandolo con la
familia imperial. Con este plan en mente, persuadió a Valentiniano para que
permitiera el matrimonio de su hija mayor, Eudoxia, con Hunerico, el hijo de Genserico.
Desafortunadamente, este ya estaba prometido con una princesa visigoda, de
manera que los planes tuvieron que ser cancelados.
Durante
la década del 440, Hispania estuvo sumida en el caos. Los suevos se apoderaron
de la parte noroccidental de la península, mientras que regiones como la
Tarraconense se veían sometidas a la proliferación de las bagaudas. Todos estos
problemas provocaron una crisis financiera en el Imperio, que se vio obligado a
suprimir la ley que eximía a los burócratas de las tasas para el reclutamiento.
En el año 444, se introdujo una ley que afectaba directamente a la clase
senatorial acerca del reclutamiento y mantenimiento de nuevas tropas. Incluso
el propio emperador tuvo que emplear su propia fortuna personal en favor del
bienestar estatal.
A lo
largo de la década del 440, los hunos continuaron presionando sobre las
fronteras de los imperios de Occidente y Oriente. En algún momento previo al
año 449, Valentiniano le ofreció a su líder, Atila el Huno, el título de magister militum. El Imperio occidental
suspiró aliviado cuando Atila focalizó su atención sobre la región de los
Balcanes, territorio del Imperio oriental. Sin embargo, en el año 449, Atila
recibía una petición de matrimonio por parte de Honoria, la hermana de
Valentiniano, ofreciéndole como dote la mitad del Imperio occidental si la
salvaba de contraer un matrimonio no deseado. Atila observó en esta acción su
pretexto para inmiscuirse en la política del Imperio de Occidente. En el año
450, Atila penetró en la Galia y atacó a los visigodos después de firmar la paz
con Constantinopla.
Valentiniano,
furioso con su hermana, ordenó que el emisario enviado por ella fuera torturado
con el propósito de conseguir información. Fue necesario un gran esfuerzo por
parte de Gala Placidia para persuadir a Valentiniano de perdonarle la vida a
Honoria.
En el
año 451, Atila cruza el Rin y comienza a devastar la región aledaña y de la
Galia Bélgica. Aecio consigue formar una coalición con visigodos y burgundios
para detener su avance, logrando frenarlo en Aurelianum. Las fuerzas
romano-bárbaras se enfrentaron a los hunos y sus pueblos germanos aliados en la
Batalla de los Campos
Cataláunicos, donde
Atila sufrió su primera gran derrota. Sin embargo, la retirada de los visigodos
privó a Aecio de asestarle el golpe definitivo a Atila, pudiendo este retirarse
a sus tierras más allá del Rin.
Atila
regresó en el año 452, esta vez dirigiendo una invasión sobre Italia. Saqueó y
arrasó Aquilea hasta los cimientos y después se apoderó de Verona y Vincentia.
Aecio no disponía de tropas para hacerle frente, de manera que el camino hacia
Roma quedó expedito para Atila. Valentiniano y su corte estaban refugiados
allí. El emperador envió al papa León I Magno y a un grupo de senadores a negociar con Atila. Las
epidemias que padecía su ejército, más el ataque que el emperador oriental Marciano había lanzado sobre las tierras
hunas más allá del Danubio, obligaron a Atila a retirarse, salvándose Roma en
el último momento.
Atila
falleció en el año 453, durante su boda con una princesa germana. Las luchas
subsiguientes entre los hijos de Atila y los pueblos germanos sometidos por los
hunos deshicieron su imperio, que nunca más volvió a ser una amenaza para los Imperios
de Oriente y Occidente.
Tras
la muerte de Atila y la desintegración del Imperio huno, Valentiniano se sintió
lo suficientemente seguro como para cuestionar la influencia de Flavio Aecio.
Este incluso consiguió que Valentiniano comprometiera a su hija pequeña,
Placidia, con su hijo Gaudencio, si bien el emperador deseaba
casarla con influyentes personajes como el militar Mayoriano o el aristócrata Anicio Olibrio de manera que sirviese como
contrapeso a la enorme influencia de Aecio.
El
emperador convocó al magister militum a una reunión privada. El historiador Prisco afirma que Valentiniano entró en
cólera y le acusó de ser el responsable de las tribulaciones del imperio. El hecho fue que el emperador de Occidente
Valentiniano III (425-455 d.C.) asesina a Aecio con la ayuda del eunuco
Heraclio en 21 de septiembre del año 454 d.C. en Rávena. Al entregar una cuenta
financiera, Valentiniano III saltó repentinamente de su asiento y declaró que
ya no sería víctima de las depravaciones de los borrachos de Aecio, consideró a
éste responsable de los problemas del Imperio y lo acusó de intentar usurparle
el poder. Cuando Aecio intentó defenderse de los cargos, Valentiniano desenvainó
su espada y, junto con Heraclio, golpeó a Aecio en la cabeza, matándolo instantáneamente.
Más tarde, cuando Valentiniano se jactó de que había hecho bien en deshacerse
de Aecio, Sidonio Apolinar respondió: "Si has hecho bien o no, no lo sé.
Pero debes saber que te has cortado la mano derecha con la izquierda".
El 16
de marzo del año siguiente, Valentiniano acudió a unas maniobras militares en
el Campo de Marte, en Roma. Dos conspiradores, unos escitas llamados Optila y Transtila, atacaron al emperador y acabaron
con su vida, falleciendo el emperador a manos de Optila, mientras Transtila
acababa con Heraclio. Acorde con Prisco, ambos conjurados estaban a sueldo del
influyente senador Petronio
Máximo, praefectus
urbii de Roma y habrían sido dos antiguos hombres de Aecio que buscaban vengar
su muerte, aunque también existe la teoría de que deseaban venganza pues
Lucina, la esposa del difunto Aecio, habría sido violada por Valentiniano. Como
anécdota, Prisco menciona que, tras su asesinato, un enjambre de abejas
apareció y comenzaron a
absorber su sangre.
Al
día siguiente de su asesinato, Petronio Máximo se autoproclamó emperador,
forzando a la viuda de Valentiniano a casarse con él y recibiendo el apoyo del
Senado romano. Genserico, enterado del asesinato de Valentiniano, declaró rotos
los acuerdos de paz y, convocado por la viuda de Valentiniano, desembarcó en
Italia. Ante la llegada de los vándalos se desató el caos en Roma y Petronio
Máximo fue asesinado durante los disturbios. El papa León I le suplicó a
Genserico que no destruyera la ciudad o asesinara a sus habitantes, a lo que
este aceptó, de manera que los vándalos desataron un saqueo sobre la ciudad que
se prolongó durante dos semanas.
La
cuestión sucesoria sobre Valentiniano no fue algo fácil de resolver, debido a
que el emperador carecía de herederos varones. Los visigodos apoyaron al
aristócrata galorromano Avito, el
cual fue aceptado por el Senado in absentia. Mientras tanto, el Imperio romano
de Oriente trató de aupar a sus propios candidatos mientras se enzarzaban en
una lucha con visigodos y vándalos por promover a sus propios candidatos. En
cualquier caso, ningún otro de los emperadores romanos de Occidente duraron un
gran lapso de tiempo mientras el imperio decaía y se sumía en una decadencia de la que ya nunca saldría.
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