Publio Terencio Afro fue un autor de comedias durante la República romana. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque Suetonio menciona que murió en 159 a. C. a la edad de treinta y cinco años. Esto da el año 194 a. C. como fecha de su nacimiento.
Escribió
una comedia llamada “Heautontimorumenos”, y ese título se puede traducir como
“El que se atormenta a sí mismo” o "El que se castiga a sí mismo". Os
dejo un fragmento del mismo en el que Terencio se queja de su complicada e insatisfactoria
vida:
"Jamás
ninguno echó tan bien la cuenta de su vida, que los negocios, los años y la
experiencia no le enseñasen algo nuevo, y le avisasen de algo, de manera que lo
que él se pensaba saber no lo supiese, y lo que tenía por mejor lo reprobase.
Lo cual ahora a mi me ha acaecido, porque aquella vida áspera que yo hasta aquí
he seguido, ahora que ya casi estoy al fin de la jornada, la condeno. ¿Y por
qué?. Porque la experiencia me ha enseñado
que al hombre no hay cosa que le esté mejor que la benignidad y la clemencia.
Que esto es verdad, por mí y por mi hermano lo puede entender quienquiera
fácilmente. Él siempre ha pasado su vida sin cuidados y en convites; benigno,
manso, sin ofender a nadie, complaciendo a todos, ha vivido a su gusto, gastado
a su gusto; todos le elogian, todos le aman. Yo soy el villano, el cruel, el
triste, el escaso, el terrible, el duro. Cáseme:¡qué desdichas en el
matrimonio!. Naciéronme hijos: ¡nuevos cuidados!. Pues además de esto, procurando dejarles
mucha hacienda, toda mi vida y mis años he gastado en adquirir. Y ahora, al
cabo de ellos, el galardón de mis trabajos es ser aborrecido. Mi hermano, sin
trabajo ninguno, goza de todas las ventajas de un padre con mis hijos: a él le
aman, de mí huyen; a él le tienen afición; ambos están con él; a mí me
desamparan. A él le desean larga vida; tal vez codician mi muerte. De manera,
que los que yo he criado con gran trabajo, él se los ha hecho suyos a poca
costa. Yo llevo a cuestas todas las fatigas, y él se goza todos los contentos.
¡Ea, pues, probemos ahora al contrario, si podré yo decir alguna palabra
amorosamente o me obliga a ello!. Que también quiero yo ser amado, y estimado
de los míos. Y si esto ha de dándoles y complaciéndoles, no seré yo de los
posteros. ¿Y si falta? ¡A mí qué…! Para mí no faltará; que ya poca vida me
queda.“
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