Diviciaco fue un noble heduo, el único druida cuya existencia histórica está
atestiguada. Luchó contra su hermano Dúmnorix, aliado con los helvecios
y con Ariovisto. Estrecho colaborador de los romanos, trabó amistad con Cicerón
y ayudó a César durante la Guerra de las Galias, y posiblemente
acabó sus días en Roma.
Se ignora cuál fue su fecha de nacimiento, pero era adulto en los años 60 del siglo I a. C., cuando era senador de los heduos y escapó a una masacre perpetrada por los sécuanos, los arvernos y las tropas germanas de Ariovisto.
Reconoció tempranamente la amenaza que representaban las tribus germánicas y la necesidad de una alianza con Roma. Partidario de la alianza con los romanos, en 63 a. C. viajó a la Urbe y compareció ante el Senado para pedir ayuda militar; fue huésped de Cicerón, que escribió sobre sus conocimientos de adivinación, astrología y filosofía natural (De Divinatione I, XLI, 90), teniendo cón él una buena relación de amistad.
Lo que más admiraba Cicerón del galo Diviciaco era su profunda sabiduría y conocimiento, no sólo de las tradiciones de su propio pueblo, sino también de la filosofía y la religión ( ya que Diviciaco era druida, que para los galos era en un todo como a la vez el sacerdote, maestro, consejero y guardián de la ley y la sabiduría). A pesar de no haber recibido una educación formal, Diviciaco tenía una mente aguda y curiosa que lo llevó a explorar diversas corrientes de pensamiento, cosa que gustó a Cicerón.
También admiraba su integridad y su
sincero deseo de promover la paz y la armonía, cosa que también beneficiaba a
Roma, para evitarse guerras contra el vecino pueblo de los galos. Aunque
Diviciaco era el líder de su tribu, no buscaba el poder por sí mismo, sino el
bienestar de su pueblo. Y estaba dispuesto a dialogar con aquellos que pensaron
en sus "enemigos", con el fin de encontrar puntos en común y caminos
hacia la reconciliación. Otro rasgo que admiraba Cicerón de Diviciaco
profundamente era su humildad y sencillez. A pesar de su sabiduría, Diviciaco
se comportaba de manera modesta y desinteresada, sin pretensiones ni deseos de
gloria personal. Compartía generosamente sus conocimientos con quienes estaban
dispuestos a escucharlo, y por esta razón, aparte de huésped en Roma, entabló
una especial amistad con Marco Tulio Cicerón.
Sin embargo, supo mantener la autonomía de su pueblo y negociar con César desde una posición de fuerza. Julio César lo menciona en varias ocasiones en su Comentarios a la guerra de las Galias, señalando su particular habilidad como diplomático.
Además de desempeñar el oficio religioso de druida, fue el vergobreto (magistrado o líder político) de los heduos, una de las tribus más poderosas de la Galia. Su habilidad diplomática le permitió lidiar con facciones internas como la de su hermano Dumnorix, que se oponía a Roma. Bajo su liderazgo, los heduos permanecieron como aliados de Roma durante la conquista de la Galia, obteniendo concesiones y privilegios. Combatió a su hermano Dúmnorix, firme antirromano, que acabaría siendo ejecutado por César.
Diviciaco dejó de ser vergobreto en 52 a. C., siendo el cargo pretendido por Convictolitave y Coto. Su fecha de muerte es desconocida, pero Cicerón se refirió a él en pasado en 44 a. C.
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