“Muchas son las leyes en un
estado corrompido”.
La frase de Tácito resalta una problemática común en muchos sistemas legales: la complejidad excesiva. En efecto, cuando hay demasiadas leyes y regulaciones que son difíciles de entender y de cumplir, la sociedad puede llegar a ser más propensa a la corrupción y a la violación de las normas.
Por ejemplo, en algunos países la cantidad de leyes y
regulaciones que existen es tan grande que incluso los expertos legales tienen
dificultades para entenderlas en su totalidad, pero si no las cambian, es
porque en cierto sentido les benefician para seguir conservando el poder y
lucrarse al mismo tiempo. Aparte, esto significa que para una persona común y
corriente, cumplir con todas las normas puede ser una tarea desalentadora y
confusa, y que si es posible, tratará de eludirla para evitarse peores
complicaciones. Y claro, para esto hay que tener conocimiento de causa, y
vivirlo en carne propia.
Además, la complejidad del sistema legal puede
desalentar la participación ciudadana en la toma de decisiones políticas. Si
las leyes son tan complejas que solo pueden ser comprendidas por un pequeño
grupo de expertos con mucho poder y que dominan a la perfección la maquinaria
del Estado, esto puede hacer que la población pierda interés en la política y
se sienta excluida del proceso, mientras se van aprovechando y hasta lucrando
los que tocan poder y que naturalmente se resisten a dejarlo ya que en muchos
casos viven muy bien de ello., aunque esto no sea lo justo ni lo moralmente
ético.
Por otra parte, es importante destacar que una
legislación compleja también puede ser costosa. Casi siempre, las leyes y
regulaciones se acompañan de más impuestos y cargas administrativas que pueden
ser difíciles de cumplir para las empresas, todo tipo de entidades y
organizaciones, y los propios ciudadanos comunes.
Por lo tanto, es importante que las leyes sean claras y accesibles para todos, y no solo para los expertos legales que son los que saben cómo manejar la compleja maquinaria del Estado. Unas leyes más breves y mejorables pueden ayudar a hacer una sociedad más justa y equitativa, tal como ya explicó en su momento el conocido filósofo griego Platón.
De hecho, cuando
Platón tenía 70 años, ya con mucha vida y experiencia, escribió lo siguiente: “La ley es
la razón de la ciudad, así como
la razón es el gobierno del hombre. La causa inmediata de la ley es
el juicio del legislador, pero la remota y última es la divinidad. La
autoridad, sometida a la ley, educa
al ciudadano para que sea
virtuoso y obtenga la felicidad, que es también la finalidad última de la ley”.
Por eso es importante que la legislación sea vista como un arte, y que los órganos de control garanticen la transparencia y eviten la tentación de la corrupción, y para esto se necesitan legisladores honestos, muy preparados, y con sentido común de lo que es pretender una sociedad mejor en la que poder vivir, prosperar, y desarrollarse como ciudadano.
Y todo esto que al mismo tiempo permitan a los ciudadanos comprender cómo funciona el sistema legal y detectar la corrupción, también participando con involucrarse en ese control administrativo al optar por cargos electos en las administraciones públicas. Para esto Roma tenía un sistema de elecciones, y una separación de poderes tradicional para equilibrarlo, y no volver a la monarquía absoluta de los primeros tiempos en que la plebe quedaba marginada y expuesta a capricho de la corte.
Por eso Roma dejó de ser monárquica y pasó a ser
republicana, y esto fue causa, también, de que se ilustrara al máximo la clase
dirigente, y se pudiera llegar a tener un imperio tan extenso y de una duración
de varios siglos, que dejaría un legado para otros varios siglos de más
llegando hasta tiempos actuales.
Cuestionando el tema de las leyes corruptas que
denuncia Tácito, por ejemplo, en lugar de tener leyes complejas que intenten
regular cada detalle de la vida cotidiana, se podrían crear leyes más simples y
fácilmente comprensibles, que se centren en proteger los derechos y libertades
de los ciudadanos ( que en muchos casos suelen guiarse por el sentido común, el
menos común de los sentidos cuando suele reinar más la corrupción política,
moral y social), para que se sientan más seguros y al mismo tiempo respaldados
por el propio Estado.
En definitiva, no se trata de crear más leyes, sino de
crear leyes más efectivas, más justas y más accesibles para todos. Y esto solo
es posible si lo hacen personas honestas, justas, preparadas, y con sentido del
patriotismo ( es decir, tienen que sentir amor hacia su propio país, y respeto
a su propia Historia).
Según la frase de Tácito, parece que él creía que la
corrupción en un Estado podía surgir como resultado de un sistema legal
complejo y excesivamente regulado. Al parecer, Tácito consideraba que la
existencia de muchas leyes y regulaciones complicadas podía fomentar el
incumplimiento de las normas y la aparición de interpretaciones que facilitan
la corrupción. Por eso su crítica la resumió en que a más leyes, más corrupción.
Es posible que Tácito en su forma de entender las
cosas considerara que la complejidad del sistema legal y la excesiva regulación
podían tener varios efectos negativos. Por ejemplo, si el sistema legal es tan
complejo que solo los expertos pueden entenderlo, esto puede hacer que el
ciudadano común se sienta excluido y desconfiado del sistema, lo que a su vez
puede aumentar la posibilidad de que se produzcan conductas corruptas.
También es posible que Tácito considerara que la
complejidad del sistema legal podía ser costosa, lo que podía generar corrupción
en el sentido de que los ciudadanos y las empresas podían verse tentados a
sobornar a los funcionarios para evitar cumplir con las regulaciones y leyes
complejas, y lo mismo evadir o camuflar capitales para dejarlos lejos e
inaccesibles al control y seguimiento legal.
En general, Tácito parecía estar preocupado por el
efecto de la complejidad del sistema legal en la corrupción, y puede haber
creído que la simplificación y la mejora de las leyes y regulaciones podrían
ayudar a reducir la corrupción en un Estado. ¿Vosotros pensáis lo mismo?.
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