Vibia Sabina (c. 86-137) fue emperatriz del Imperio
romano, esposa y prima lejana del emperador Adriano. Nació hacia el año 86,
hija de Salonina Matidia, sobrina del emperador Trajano, y de Lucio Vibio
Sabino, de rango consular. Sabina, junto con su abuela, su madre y su hermana
Matidia la Menor (Matidia Minor) y sus medio hermanas vivieron y fueron
educadas en la casa familiar de Trajano y su esposa, Pompeya Plotina.
Se distinguió desde joven por su refinada belleza,
casándose con Adriano en 100, a instancias de la emperatriz Plotina y de
Salonina Matidia. El enlace reforzó las aspiraciones imperiales de Adriano,
quien sucedería a Trajano a la muerte de este, en 117. El matrimonio, sin
embargo, no fue feliz. No tuvieron hijos, gracias a que, según se dice, Sabina
usó métodos anticonceptivos para evitar tener descendencia, pues para ella
tener hijos con Adriano habría significado «dañar la raza humana». Es probable
que haya quedado al menos una vez embarazada de su esposo, y que se haya provocado
un aborto. Sabina era de carácter fuerte e independiente, y sus creencias
acerca del matrimonio chocaban constantemente con el emperador.
Se dice que entre los años 119 y 122 aproximadamente,
la Emperatriz mantuvo relaciones íntimas con el historiador Suetonio, en esos
momentos secretario ab epistulis del emperador, lo que motivó, al llegar estos
amoríos al conocimiento de Adriano, la caída en desgracia y consecuente
expulsión de la corte imperial del historiador oficial alrededor del año 122.
En 128 se le concedió el título de Augusta. Murió en
137, antes que su marido. Se desconoce el motivo de su muerte. Hay rumores de
que fue envenenada por Adriano, el cual lo habría ordenado para evitarle el
placer de sobrevivirlo, pero no hay pruebas de que haya sido así.
EMPERADOR ADRIANO |
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Artículo de Isabel Espiño sobre la emperatriz Lucia
Vibia Sabina y con referencia al libro de Manuel Francisco Reina, titulado
"La emperatriz amarga", y publicado en el diario "El
mundo":
Los primeros golpes y violaciones llegaron la noche
de bodas. Lucia Vibia Sabina tenía 11 años y su primo, 23. Fue dos décadas
antes de que se convirtiesen en la Emperatriz Sabina y el Emperador Adriano.
'La Emperatriz amarga', escrita por Manuel Francisco Reina, recorre la vida de
una de las primeras mujeres maltratadas de la Historia.
Sin embargo, la vida de Sabina no sólo es una
historia de malos tratos. La suya es una historia de venganza, conspiraciones
imperiales, pero también la de una emperatriz querida y culta. "Siempre se
ha hablado de la predilección de Adriano por las artes, cuando lo hizo a rebufo
de su esposa y de Trajano", explica Reina, que ha trabajado cinco años en
esta novela situada en el Imperio Romano, en el siglo II.
"Toda su vida se rodeó de músicos y bailarines
de Gades [Cádiz, donde pasó sus primeros años antes de ir a Roma] y la Bética
[la provincia romana del sur de la Península]", añade.
En su novela, la Emperatriz se confiesa a uno de esos
poetas del séquito, Julia Balbila, poco antes de morir. El enfermo Emperador le
ha dado un ultimátum. Se sabe en sus últimos momentos y quiere que su esposa
muera también: o lo hace ella misma o él mandará matarla. Sabina tiene casi 50
años y ha pasado cuatro décadas casada con el hombre que detesta.
LA MUJER EN EL IMPERIO ROMANO
La Emperatriz se comprometió con su primo a los 11
años, una edad excesiva incluso para el Imperio -las jóvenes romanas se
desposaban a partir de los 12-. "El deber familiar le ha puesto unas
cadenas que le van a impedir vivir como le hubiera gustado", explica
Reina.
Entonces, las mujeres tenían cuatro destinos
posibles: el del sacerdocio, el matrimonio, las artes o la
prostitución."Las féminas habíamos retrocedido en derechos con el glorioso
Augusto, en comparación con los tiempos del César Julio, o de la
República", relata la emperatriz.
Sabina odia a su marido, un hombre misógino
-posiblemente por el odio que profesaba a su madre- que sólo respeta a las
mujeres que tienen más poder que él: la abuela de Sabina (Marciana, una mujer
que tuvo gran poder sobre su hermano Trajano y, de hecho, fue la primera a
quien se concedió el título de 'Augusta' sin ser la esposa del emperador) y la
Emperatriz Plotina, esposa de Trajano.
¿DESMITIFICACIÓN?
Adriano es el gran emperador que retrató Marguerite
Yourcenar en sus 'Memorias de Adriano', pero también un hombre cruel. Es capaz
de construir el Panteón de Agripa, pero también de mandar edificar una cárcel
frente a él para encerrar de por vida al arquitecto imperial que le ha
cuestionado. "Se sabe hermoso e inteligente" y "necesita someter
lo que no se puede comprar", explica Reina.
Eso sucede con Sabina. La Emperatriz no le dio hijos,
pero Adriano no la repudió, ni la asesinó, ni se divorció, como ella misma
expone. "Ella le ha legitimado en la dinastía. Los dos saben que
inevitablemente sus destinos están unidos", dice Reina.
También su venganza la unirá aún más a su esposo.
Sabina golpea ahí donde más duele. Según la tesis de Reina -que recuerda que
"el 95% de lo narrado está documentado"-, la Emperatriz fue una de
las conspiradoras en la muerte del amado de Adriano, su amante Antínoo. Aunque
durante mucho tiempo se pensó que la muerte de Antínoo en las aguas del Nilo
había sido un sacrificio, "los datos que se tienen apuntan a que fue posible"
una conjura política en la que estaba presente la Emperatriz, dice el autor.
"La venganza de Sabina es amarga, porque ella es
consciente de que este es un efecto de esa corrupción del poder. La venganza la
encadena a quien más odia: su marido", dice Reina. Sabina murió en el año
137 y, seis meses después, lo hizo el Emperador.
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