Como resultaba muy caro comprar animales para
alimentar a las fieras destinadas a los espectáculos, Calígula estableció que
le sirvieran de pasto a los criminales, y al pasa revista a la fila de
detenidos, sin examinar la ficha de ninguno de ellos y permaneciendo
simplemente de pie en el centro del pórtico, ordenó que los llevaran
"desde este calvo hasta ese otro calvo".
( Suetonio, en "Vida de Calígula" )
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