A los hombres les nacerá el Divino, el Perfecto, que curará
nuestras heridas, que elevará nuestras almas, que encaminará nuestros pies por
el sendero iluminado que conduce a Dios y a la sabiduría, que aliviará nuestras
penas y las compartirá con nosotros, que llorará con el hombre y conocerá al
hombre en su carne, que nos devolverá lo que hemos perdido y que alzará
nuestros párpados de modo que podamos ver de nuevo la visión.
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