Yugurta o Jugurta (160-106 a. C.), fue rey de Numidia
entre los años 116 a. C. y 106 a. C.
Tras la muerte de Masinisa en 148 a. C., fue sucedido
por su hijo Micipsa. Por entonces su sobrino Yugurta era tan popular, que
Micipsa se vio obligado a enviarlo a Hispania, estancia que éste aprovechó para
establecer contactos con romanos influyentes. Allí comprendió la debilidad de
los romanos para el soborno, lo que aprovechó en el futuro. Participó con
Escipión Emiliano en el asedio de Numancia en la tercera guerra celtíbera.
Cuando murió Micipsa en 118 a. C., el reino se
dividió entre sus dos hijos (Aderbal e Hiempsal) y su sobrino Yugurta.
Inmediatamente, Yugurta se enfrentó con Hiempsal y lo asesinó. A continuación
se enfrentó con Aderbal, que resultó vencido y huyó a Roma para pedir ayuda.
Los gobernantes romanos, probablemente sobornados, o quizá por el deseo de
terminar rápidamente con el problema, dividieron Numidia en dos partes, el este
para Aderbal, y el oeste para Yugurta.
GUERRA DE YUGURTA
Yugurta no quedó satisfecho, y en el año 113 a. C.,
invadió Cirta, capital de Aderbal, incurriendo en la cólera de Roma, al
resultar muertos varios comerciantes itálicos allí asentados, además del propio
Aderbal. Roma se vio obligada a intervenir en 111 a. C., en una breve campaña
mandada por el cónsul Lucio Calpurnio Bestia. Yugurta se rindió, pero obtuvo
una paz muy favorable, sospechosa una vez de más de haber sido conseguida con
sobornos. Como consecuencia, Cayo Memmio, tribuno de la Plebe, promovió una
investigación, solicitando la presencia del propio Yugurta, pero fue vetado por
otro tribuno sobornado, Cayo Bebió. Yugurta tuvo que ir a Roma, pero no llegó a
declarar.
Reanudada la guerra, Roma envió al cónsul Quinto
Cecilio Metelo el Numídico, que se enredó en una campaña interminable durante
cinco años (111 a. C.-106 a. C.). Impaciente por el curso de la guerra, su
lugarteniente Cayo Mario volvió a Roma para buscar el consulado, y una vez
logrado, volvió y tomó la dirección de las operaciones.
Tras una serie de
victorias importantes, Cayo Mario, se granjeó la amistad de Bomílcar, el
hermano de la madre de Yugurta y principal lugarteniente del rey númida,
encomendándole la misión de deponer a Yugurta, pero se descubrió la trama y Yugurta
lo ejecutó cuando éste se dedicaba a provocar descontentos entre su guardia.
Mario envió entonces a su legado Lucio Cornelio Sila
a Mauritania para privar de apoyos a Yugurta. Sila logró el apoyo de Boco I, y
la captura de Yugurta, que fue enviado a Roma cargado de cadenas y ejecutado en
104 a. C. en la Cárcel Mamertina.
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