El cuerpo, dice Hipócrates, está compuesto de cuatro elementos: sangre, flegma, bilis amarilla y bilis negra. Las enfermedades provienen del exceso o del defecto de cada uno de
ellos.
La cura debe consistir en un reequilibrio y por eso ha de basarse, más que en las medicinas, en
la dieta. Mejor es prevenir la dolencia que reprimirla.
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