En las fiestas, y en cualquier
otra ocasión en la que se le proporcionase a la plebe algún entretenimiento
semejante, al atardecer se iba a la casa de alguno de los libertos imperiales
que viviera cerca del lugar donde el público debía congregarse, y allí pasaba
la noche para que a todos les fuera posible encontrarlo con presteza y sin
ninguna dificultad. También solía ver, desde casa de alguno de sus libertos, las
carreras de caballos. Con mucha frecuencia hacía acto de presencia en los espectáculos
públicos, no sólo con la intención de honrar a quienes los habían organizado,
sino también para asegurarse del orden entre la plebe y dar la apariencia de
que compartía el espectáculo con ellos. Pero nunca se tomó en serio ninguno de
aquellos espectáculos ni tuvo fama de ser un seguidor incondicional.
( Dión Casio )
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