La Historia del marinero náufrago es el relato de un viaje
a Punt escrito alrededor del 2200 a. C., aunque algunos eruditos lo retrasan
hasta la época de la dinastía XII (siglo XX a. C.). La historia
incluye referencias a las ofrendas a los dioses así como a todo tipo de
mercancías: incienso, madera fragante, marfil, grano, fruta, pescado, aves, e
incluso a una serpiente gigante. Pertenece a las obras clásicas de la antigua
literatura egipcia, que en el Imperio Nuevo eran muy conocidas y se utilizaban
en las escuelas de escribas para ejercitarse.
Según el colofón, el relato es obra del escriba de hábiles
dedos, Ameny hijo de Amenaa. Existe una mención a esta obra
en un texto ramésida.
Es el primer relato de naufragios, de los que son muy
conocidos los de Simbad y Robinson Crusoe. Cuenta la experiencia del
náufrago, sus temores, la soledad y el miedo a morir en un país extranjero, un
tema recurrente en la historia de la literatura antigua egipcia.
Es una historia dentro de otra: comienza con una corta
introducción, cuando la embarcación que lleva a un príncipe regresa a Egipto
tras fracasar en su misión comercial. Su compañero intenta animarle
narrando cómo su nave, servida por ciento cincuenta marineros, se había hundido
durante una tormenta y cómo él había conseguido aferrarse a un pedazo de madera
y había sido arrastrado a una isla dónde nada faltaba: había alimento en
abundancia, grano, fruta, pescados y aves. Cuando el marinero quemó una ofrenda
a los dioses, la tierra tembló y se le acercó una serpiente gigante. El
narrador le cuenta cómo su nave se había hundido con todo su equipo y cómo él
había estado a la deriva durante tres días antes de alcanzar la isla. La
serpiente le contó su propia historia, y le anunció que vendría un barco para
llevarlo de regreso a Egipto.
Cuando llegó la nave, la serpiente le dio valiosos
regalos, como incienso, madera perfumada y marfil. Al partir, el náufrago
observó cómo la isla desaparecía bajo el mar.
La copia que nos ha llegado parece ser una lección para un
escriba, ya que muchas frases se repiten escritas de distintas maneras. Se
trata de la recogida en el Papiro Leningrado 1115 que está escrita en hierático
de forma muy clara, y hay transcripciones en jeroglíficos. Tanto su
lenguaje como su estilo son los utilizados en otros relatos del Imperio Medio.
La mayor parte del vocabulario es sencillo, aunque en algunos de los pasajes
todavía hay discrepancias sobre su traducción, ya que parece conservar
construcciones arcaicas.
El texto está escrito de derecha a izquierda. Las primeras
nueve páginas y la última están escritas en columnas, el resto en líneas
horizontales, también de derecha a izquierda. Las secciones de las columnas son
un poco más fáciles de descifrar que las de las líneas.
La serpiente ha sido identificada con Ra, su hija con Maat
y la isla como una metáfora del ka.
TEXTO:
Entonces el compañero 1
excelente dijo: Que tu corazón se alegre, ¡oh Príncipe!
Mira: hemos llegado a casa; 2
el mazo ha sido cogido y se ha golpeado la estaca, las
gracias han sido dadas y el Dios ha sido adorado. 3
Cada hombre abraza a su compañero; nuestra tripulación ha
llegado en buenas condiciones, sin pérdida para nuestra tropa y hemos llegado
al final a Uauat, 4
tras sobrepasar Senmut. 5
¡Mira! Nosotros venimos en paz 6
y hemos llegado a nuestra tierra. Escucha, ¡oh Príncipe!,
no exagero. 7
¡Lávate!: vierte agua sobre tus dedos. 8
¡Ojala que tú respondas a sus preguntas! Hablarás al
soberano con el corazón en tu mano 9
y responderás sin balbucear: la palabra del hombre es lo
que le salva, 10
su palabra puede conseguir indulgencia hacia él. Haz lo
que desees, decirte esto es cansarte... 11
Te contaré algo semejante que me ocurrió a mí mismo... 12
Fui a la mina del soberano por mar 13
en un barco de 120 codos 14
de eslora y 40 codos de manga con 120 marineros de entre
lo más selecto de Egipto. Ellos oteaban el cielo y la tierra. Eran de corazón
más valiente que los leones. Sabían predecir la tormenta antes de que hubiera
venido y el mal tiempo antes de que hubiera aparecido.
Una tormenta se desencadenó mientras nosotros estábamos en
el mar, antes de que alcanzáramos la tierra. El viento arreció y la tormenta
mostró su fuerza y una ola de 8 codos me golpeó. Fue una madera la que aplacó
la fuerza de las olas. 15
Entonces el barco naufragó con todos los que estábamos en
él.
Fui arrastrado hacia esta isla por una ola del mar. Pasé
tres días solo, mi corazón 16
como único compañero. Dormí en el interior de una cabaña y
abracé la sombra del día. 17
Estiré mis piernas
para ver lo que comería y encontré higos, uvas, todo tipo
de verduras, excelentes ellas; higos de sicomoro verdes y maduros, melones como
si hubieran sido cultivados; también había peces y aves. No había nada que no
estuviera en su interior. 20
Me sacié y coloqué en tierra lo que había recogido, por
ser demasiado para mis brazos. Corté un palo para hacer fuego e hice un
holocausto 21
para los dioses.
Entonces, oí un ruido atronador y pensé que eran las olas
del mar. Las ramas se quebraban y la tierra temblaba. Descubrí mi cara y vi que
era una serpiente que venía hacia mí; media 30 codos 22
y su barba era más grande que 2 codos, sus miembros
recubiertos de oro y sus cejas de verdadero lapislázuli. Estaba erguida hacia
delante y abrió su boca hacia mí. Mientras tanto, yo estaba sobre mi vientre 23
en su presencia.
Ella me habló:
¿Quién te ha traído? ¿Quién te ha traído, hombre? ¿Quién
te ha traído? Si tú demoras en decirme quien te ha traído a esta isla, haré que
te reconozcas en cenizas, siendo tú convertido en alguien que no se ve. 24
Tú me hablas y no lo comprendo. Estoy frente a ti y he
perdido el conocimiento. 25
Entonces ella me puso en su boca y me llevó a su morada y
me dejó sin golpearme. Quedé ileso, como si nadie me hubiera agarrado. Abrió su
boca hacia mí mientras yo estaba sobre mi vientre en su presencia.
Ella me habló:
¿Quién te ha traído? ¿Quién te ha traído, hombre? ¿Quién
te ha traído a esta isla del mar, que sus orillas son agua? 26
Entonces le respondí, con mis brazos doblados en señal de
respeto en su presencia:
Esto soy yo: Estaba descendiendo hacia la mina en una
misión del soberano en un barco de 120 codos de eslora y 40 codos de manga con
120 marineros entre lo más selecto de Egipto. Ellos oteaban el cielo y la
tierra. Eran de corazón más valiente que los leones. Predecían la tormenta
antes de que hubiera venido y el mal tiempo antes de que hubiera aparecido.
Cada uno de ellos era de corazón más valiente y de brazo más fuerte que su
compañero. No había entre ellos ningún incompetente. La tormenta se desencadenó
mientras nosotros estábamos en el mar, antes de que alcanzáramos tierra. El
viento arreció y la tormenta mostró su fuerza y una ola de 8 codos me golpeó.
Fue una madera la que aplacó la fuerza de las olas. Entonces el barco naufragó
con todos los que estábamos en él; no quedó nadie excepto yo.
¡Mira!: yo estoy junto a ti; fui traído a esta isla por
una ola del mar.
Ella me habló:
¡No temas! ¡No temas! 27
Hombre: que no palidezca tu cara. Tú llegaste a mí.
¡Mira!: un dios ha permitido que tú vivas, quien te trajo hacia esta isla del
ka. 28
Nada existe que no esté en su interior: está llena de todo
lo bueno. ¡Mira! tú completarás mes tras mes hasta sumar cuatro meses en esta
isla y un barco vendrá de Egipto con marineros que tú conoces, te irás con
ellos hacia el hogar y morirás en tu ciudad. ¡Qué alegre está quien cuenta lo
que ha hecho cuando se supera lo malo!
Yo te contaré algo semejante, lo que me ocurrió en esta
isla:
Yo estaba en la isla con mis hermanos, entre los cuales
había niños. Nosotros éramos 75 serpientes de entre lo engendrado por mí, junto
con mis hermanos, sin mencionar a mi hija pequeña llegada a mí gracias a las
oraciones. Entonces una estrella cayó y ellos ardieron; sucedió, ciertamente,
que yo no estaba entre ellos. ¡Creí morir por ellos! Los encontré como un
montón de cadáveres. Si eres fuerte y controlas tu corazón, abrazarás a tus
hijos, besarás a tu mujer y verás tu casa: es lo mejor que hay. Llegarás a
Egipto y estarás con tus hermanos.
Yo, ciertamente, seguía estirado sobre mi vientre, y toqué
con la frente el suelo en su presencia.
Yo le hablé:
Explicaré de tu poder al soberano e informaré de tu
grandeza. Haré que se traigan para ti láudano, hekenu, iudeneb y jesait, e
incienso de los templos para satisfacer a cada dios.nota 4 Explicaré,
ciertamente, lo sucedido de entre lo visto por mí, de tu poder. Se harán
alabanzas a ti en la ciudad, en presencia del consejo de magistrados de Egipto.
Sacrificaré para ti bueyes por medio de un holocausto, habiendo sacrificado
para ti aves. Haré que se te traigan para ti barcos cargados con todas las
riquezas de Egipto, como se hace a un dios que ama a la gente en una tierra
lejana y que la gente no conoce.
Se rio de mí, de lo que yo había dicho: le parecía una
estupidez.
Ella me habló:
Tú no tienes bastante mirra, aunque te conviertas en el
señor del incienso. Verdaderamente yo soy el Señor de Punt y la mirra me
pertenece. Aquel hekenu que tu dijiste sería traído es abundante en esta isla.
Entonces sucederá, ciertamente, que tú te alejarás de esta
isla y no la volverás a ver, porque se transformará en agua.
Aquel barco vino, como había predicho ella antes. Fui y
subí a un árbol alto y reconocí a los que estaban en él. Fui a informarla, pero
encontré que ya lo sabía.
Me habló:
Vete en paz, vete en paz, hombre, a tu casa, verás a tus
hijos. Haz que yo tenga un buen nombre en tu ciudad. ¡Mira!: estos, mis bienes,
te pertenecen.
Entonces me tendí sobre mi vientre, estando mis brazos
extendidos en su presencia. Me dio un cargamento de mirra, hekenu, iudeneb,
jesait, alcanfor, shaaseju, galena, colas de jirafa, terrones de incienso,
grandes cantidades de incienso, colmillos de marfil, perros de caza, macacos,
babuinos y todas las riquezas valiosas.nota 5 Lo cargué en el barco.
Sucedió entonces, cuando yo estaba sobre mi vientre, para
dar las gracias al dios.
Me habló:
¡Mira!. Llegarás a casa en dos meses, abrazarás a tus
hijos, rejuvenecerás en tu hogar hasta tu entierro.
Entonces bajé a la orilla, cerca del barco y llamé a la
tripulación. Di alabanzas sobre la orilla para el señor de la isla y ellos
hicieron lo mismo.
Navegamos hacia el norte, hacia la Residencia Real, y
llegamos a casa en dos meses, todo como había dicho ella. Me presenté ante el
soberano y le ofrecí los tributos que había traído de la isla. Él dio gracias
al dios, en presencia del consejo de magistrados de Egipto. Fui nombrado
compañero y me dotó con esclavos. ¡Mírame! Después de alcanzar tierra, después
de lo que he visto y lo experimentado por mí. ¡Escúchame! ¡Mira! Escuchar es bueno
para la gente.
Entonces el príncipe me dijo:
No hagas de excelso amigo. ¿Quién da agua al ave al
amanecer cuando va a ser sacrificado en la mañana?
Colofón:
Ha acabado, desde el comienzo hasta el final como lo que
se hubo encontrado escrito, en el papiro del escriba de hábiles dedos, Ameny
hijo de Amenaa, que viva, sea próspero y tenga salud.
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