¿Y si lo piensas bien, qué ha hecho por nosotros?. Nos dio un
espectáculo de gladiadores baratos, que si les soplabas encima se caían al
suelo. Los jinetes eran para verlos, se les podía confundir con los gallos que
viven en los montones de estiércol. Uno tenía pies de mula, el otro tenía las piernas
arqueadas, y el tercero, que reemplazaba a un luchador muerto, era en sí mismo
un peso muerto, porque empezaron a darle tirones antes incluso de comenzar a
luchar. el único que puso cierto empeño fue el tracio, y sólo porque lo obligamos.
Al final, todos salieron machacados; el público los abucheó a todos, ya que
eran claramente esclavos huidos.
( Petronio en "Satiricón" )
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