Los sirios son por temperamento
muy aficionados a las fiestas, en especial los habitantes de Antioquía, la
ciudad más importante y próspera, que celebran fiestas casi durante todo el
año, tanto en la misma ciudad como en su comarca. Níger les ofrecía
continuamente espectáculos, por los que sentían especial predilección, y les
daba permiso para fiestas y jolgorios, gracias a lo cual aumentaba su
popularidad y, naturalmente, era respetado.
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