En
vísperas de celebrar un triunfo o una ovación, era raro encontrar a un general
en Roma, pues hasta que se celebraba el triunfo o la ovación, ningún general
podía cruzar el pomerium y entrar en la ciudad, pues en ese caso perdía
automáticamente el imperium y se le impedía celebrar el triunfo o la ovación.
Aunque los legados, tribunos y soldados podían ir y venir a su antojo, los
generales estaban obligados a permanecer en el campo de Marte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario