Aecio era de mediana estatura, de costumbres
varoniles y bien proporcionado. No tenia ningún defecto físico y era de constitución
delgada. Poseía una aguda inteligencia y estaba lleno de energía, era un
soberbio jinete, tenia buen tino con el arco y era infatigable con la lanza.
Era extremadamente capaz como soldado y experto en las artes de la paz. No había
en él avaricia alguna, y menos aún codicia. Su conducta era magnánima y nunca
se apartaba de su juicio por el parecer de malos consejeros. Soportaba la
adversidad con gran paciencia, y estaba dispuesto a acometer cualquier empresa
exigente. Despreciaba el peligro y era capaz de soportar el hambre, la sed y la
falta de sueño.
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