Con
el respaldo del ejército, los pretorianos nombraron emperador a Claudio, tío de
Calígula y su pariente vivo más cercano. El
cuarto emperador romano gobernó trece años y
llevó la estabilidad tras el corto y turbulento reinado de Calígula. Sin
embargo, no desapareció el problema de los competidores y rivales dentro de los
círculos Julio-Claudios. La culpa la tenía hasta cierto punto que el nuevo
emperador hubiera vivido protegido antes de llegar al poder. Claudio no había
crecido en medio del toma y daca de la vida política, sino en el palacio
imperial, rodeado por una camarilla de libertos y esclavos dóciles, lo cual
hizo que su miedo a los rivales creciera hasta límites insospechados. Se dijo
que fue responsable de la muerte de treinta y cinco senadores y más de
doscientos équites durante su época como emperador.
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