Señores, consideremos lo que es una ley justa. ¿Proporciona
la tranquilidad, el buen orden, la piedad, la justicia, la libertad y la
prosperidad a un pueblo?. ¿Nutre al patriotismo y favorece a los justos?. Pues
entonces es una buena ley y se merece que la obedezcamos ciegamente.
Pero si sólo trae dolor, cargas insoportables, injusticia,
ansiedad, temor y esclavitud a un pueblo, entonces es una ley perversa
promulgada por hombres malignos, que odian a la humanidad y desean subyugarla y
dominarla. Si esto supone traición de mi parte, señores, acúsenme entonces de
ello y díganme qué es traición. Dejen que los que escuchan oigan su acusación
ante ellos y ante Júpiter.
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