Se cuenta que, cuando llegaron penosamente a Roma los pocos
supervivientes de la matanza de Cannas en 216 a. C., una mujer, que se encontró
de sopetón en la puerta misma de la ciudad con su hijo a salvo, murió al
abrazarlo; a otra, a la que por error se le había comunicado la muerte de su
hijo y que estaba sentada en casa sumida en el abatimiento, así que lo vio
regresar, murió por exceso de alegría.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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