Cuando veo esa cabellera tan cuidadosamente arreglada y esa
forma de rascarse la cabeza con sólo un dedo ( signo convencional de
afeminamiento), ya no me parece que semejante hombre pueda concebir en su ánimo
tan gran maldad como el derrocamiento de la constitución de Roma.
( Plutarco en "Vida de Julio César" )
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