Un ama de cría debería tener entre veinte y cuarenta años y
haber tenido dos o tres hijos.
Debería de ser una mujer con dominio de sí misma, compasiva
y apacible, griega y aseada.
No debe de ser supersticiosa.
No debe permitir que pañales huelan mal.
No debería beber; pues el daño psicológico y físico que le
hace el vino le estropea la leche; puede marearse y despreocuparse del niño o
caer encima de él; las características del vino pasan a la leche, y por eso el
niño puede volverse lento y quedarse amodorrado, a veces incluso mostrarse
irritable, como les sucede a los lechones, que se vuelven lentos y torpes
cuando la cerca ha comido plantas con cualidades narcóticas.
Poner estiércol de cabra en los pañales, calma a los niños
inquietos, especialmente a las niñas.
( Plinio, en Historia natural )
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