viernes, 2 de junio de 2023

CAYO SUETONIO PAULINO, EL GENERAL ROMANO QUE DERROTÓ A BOUDICA

Cayo Suetonio Paulino a​ fue un político y general romano que vivió en el siglo I, conocido por ser el comandante que derrotó a la rebelión encabezada por la reina Boudica.


Habiendo sido pretor, fue destinado a Mauritania en el año 42 en calidad de legatus legionis con orden de suprimir una revuelta. Fue el primer romano que cruzó la cordillera del Atlas. Plinio el Viejo describe su histórica marcha en su obra Naturalis Historia.


En el año 59 fue nombrado gobernador de Britania, en sustitución de Quinto Veranio. Paulino continúo la agresiva política de Veranio subyugando a las tribus asentadas en el territorio que hoy en día es Gales, y durante sus dos primeros años en el cargo tuvo éxito. Su reputación como general rivalizaba con la de Cneo Domicio Corbulón. Bajo sus órdenes sirvieron dos futuros gobernadores de la provincia: Quinto Petilio Cerial como legado de la Legio IX Hispana, y Cneo Julio Agrícola como tribuno militar de la Legio II Augusta.


En el año 61 Suetonio asedió la isla de Mona (Anglesey), que constituía el refugio central de los druidas fugitivos de la isla y ejercía como su capital. Las tribus del sudeste aprovecharon la ausencia del general y se rebelaron liderados por la reina Boudica de los icenos.
Era en el año 60 o 61 d.C., cuando la reina celta Boudica lideró una rebelión contra los romanos en Britania. La rebelión fue motivada por la opresión y el abuso de poder de los romanos hacia las tribus locales. Boudica logró reunir un gran ejército y derrotó a varias legiones romanas en su camino hacia Londinium (actual Londres). Sin embargo, su victoria no duró mucho tiempo porque Cayo Suetonio Paulino reunió a sus tropas y se enfrentó a Boudica en la Batalla de Watling Street. A pesar de que el ejército de Boudica era mucho más grande, los romanos lograron vencer gracias a su disciplina y estrategia militar .

La destrucción de la colonia romana ubicada en Camulodunum (Colchester) obligó a la legión dirigida por Petilio Cerial a regresar. Tras arrasar la isla de Man, Suetonio marchó a través de la carretera construida sobre el territorio de Watling Street hacia Londinium (Londres), el próximo objetivo de los rebeldes. Sin embargo, los romanos juzgaron que carecían de suficientes tropas para defender la ciudad y ordenaron su evacuación. A su llegada los rebeldes la destruyeron e hicieron lo mismo con Verulamium (St Albans).



Como he mencionado, Suetonio reagrupó a las tropas de la XIV Gemina, a algunos destacamentos de la XX Valeria Victrix y a un gran número de tropas auxiliares. La II Augusta, acampada en Exeter, estaba disponible, pero su prefecto, Poenio Postumo, decidió hacer caso omiso a la llamada. Sin embargo Suetonio fue capaz de reunir una considerable fuerza compuesta por unos diez mil hombres, fuertemente en minoría con respecto a las tropas de Boudica, quien disponía de 100.000 hombres según escribe Tácito en Anales y 230.000 según escribe Dión Casio en Historia Romana. Los dos ejércitos se enfrentaron en un lugar desconocido en las inmediaciones de un desfiladero boscoso, probablemente en la región de Midlands del Oeste, en lo que se llamó después la Batalla de Watling Street. Durante la batalla, la táctica y la disciplina de las legiones romanas triunfaron sobre las hordas britanas. La huida de los britanos se vio dificultada por la presencia de sus propias familias y sus carros, que habían acampado en un anillo en torno al campo de batalla, y por tanto se convirtió en una auténtica masacre. Tácito estima las bajas de los britanos en unos 80.000 hombres en comparación con los 400 romanos. La propia Boudica se envenenó y Póstumo se suicidó al darse cuenta que había negado a sus hombres su parte de la victoria.

 

La victoria de Cayo Suetonio Paulino sobre Boudica ayudó a consolidar el control romano sobre Britania. Los romanos reforzaron su presencia militar en la isla y establecieron una serie de fortificaciones para protegerse de futuras rebeliones. También adoptaron una política más conciliadora hacia las tribus locales para evitar futuros conflictos.


Tras la gran victoria, Suetonio reagrupó a su ejército, reforzado por legionarios y algunos auxiliares de diferente nacionalidad e inició una serie de expediciones de castigo por el territorio de las tribus que habían apoyado la rebelión de Boudica. El nuevo procurator de la provincia, Cayo Julio Alpino Clasiciano informó al emperador Nerón que las actividades de Paulino estaban destinadas a continuar las hostilidades y se creó un proceso contra el gobernador dirigido por el liberto Policlito. Los investigadores, utilizando como excusa la pérdida de unos barcos, depusieron a Paulino y lo reemplazaron por el más conciliador Publio Petronio Turpiliano.

 

A largo plazo, la rebelión de Boudica tuvo un impacto significativo en la relación entre los romanos y las tribus locales. Aunque los romanos lograron sofocar la rebelión, la brutalidad con la que trataron a los rebeldes dejó una huella duradera en la memoria colectiva de las tribus locales. No obstante, la rebelión también demostró que los romanos no eran invencibles y que las tribus locales podían resistir su dominio.


Suetonio fue designado consul ordinarius en el año 66.​ En el año 69, durante el año de guerras civiles que siguieron a la muerte de Nerón, conocido como el año de los cuatro emperadores, Suetonio se unió a Otón y fue nombrado comandante y consejero militar. Él y Publio Mario Celso derrotaron a uno de los generales de Vitelio, Aulo Cecina Alieno en las inmediaciones de Cremona. Sin embargo Suetonio no permitió a sus tropas perseguir a los enemigos derrotados para matarlos y por ello fue acusado de traición. Cuando el ejército de Cecina se unió a las tropas de Fabio Valente, Suetonio aconsejó a Otón evitar la batalla, pero no se le escuchó y como resultado se produjo la decisiva derrota del emperador en Bedriacum. Suetonio fue capturado por Vitelio tras la derrota pero obtuvo el perdón del nuevo emperador al clamar que había conducido deliberadamente a la derrota a Otón, aunque esto sea probablemente incierto.

A modo de semblanza, cabe decir que Cayo Suetonio Paulino fue un hombre ambicioso y dedicado que se convirtió en general romano motivado por su amor por la patria y su deseo de servir al Imperio. Como muchos romanos de su tiempo, probablemente buscaba gloria y honor en el campo de batalla, así como el ascenso social y político que acompañaba a los éxitos militares. Su dedicación a Roma y su ambición personal lo impulsaron a perseguir una carrera en el ejército y a destacarse como líder militar. Desde joven Suetonio mostró una gran habilidad para la estrategia militar y la política, lo que lo llevó a ser nombrado pretor y luego legatus legionis en Mauritania.

Suetonio era conocido por ser un líder carismático, por su disciplina y  por sus habilidades tácticas, lo que le permitió ganarse el respeto y la lealtad de sus tropas. Mantenía una estrecha relación con sus legionarios, compartiendo sus dificultades y liderándolos en el campo de batalla. Este enfoque de liderazgo basado en la confianza y el respeto mutuo contribuyó a su éxito en la dirección de sus soldados. También se dice que era un hombre de gran inteligencia y cultura, que valoraba la educación, el estudio constante,  y la investigación.

En sus relaciones con otros líderes políticos y militares, Suetonio era conocido por ser un hombre astuto y diplomático, que sabía cómo manejar las complejas relaciones entre las diferentes facciones del Imperio, teniendo una especial rivalidad con Cneo Domicio Corbulón, y sorteando tanto al emperador Otón como al emperador Vitelio, sin salir demasiado afectado entre las disputas por el trono imperial. También se dice que era un hombre leal y comprometido con sus aliados, y que trabajó duro para mantener buenas relaciones con los líderes locales y los gobernadores de las provincias.

Tenía los valores y principios comprometidos con los ideales romanos de disciplina, lealtad y servicio a Roma,  que guiaron su vida y su carrera, Suetonio era un hombre profundamente patriótico que creía en la grandeza del Imperio Romano y en la importancia de mantener la ley y el orden en todas las provincias. También se dice que era un hombre de gran integridad y honestidad, que se negaba a aceptar sobornos o participar en actividades ilegales.





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