Cayo Caninio Rébilo (en latín, Gaius Caninius Rebilus) fue un miembro de la gens plebeya Caninia. Fue un político y general romano de la época final de la República romana. Fue nombrado consul suffectus en 45 a. C. en sustitución de Quinto Fabio Máximo.
Rébilo sirvió como legado de Julio César durante la guerra de
las Galias de 52 a 51 a. C. Fue al país de los pictones para levantar el asedio
de Lemonum (actual Poitiers), un oppidum de los pictones, por parte de Dumnaco, jefe de los andecavos; estos últimos
tuvieron que retirarse. El ejército de los andecavos fue perseguido por los
romanos y sufrió gran número de bajas. En una batalla decisiva al día
siguiente, los romanos mataron alrededor de 12 000 hombres. Dumnaco escapó y,
cuando Armórica se rindió, se marchó a un exilio voluntario.
Cuando estalló la guerra civil entre César y Pompeyo el Grande, Rébilo se puso del lado de su antiguo
comandante y marchó junto a él a Italia. César envió a Rébilo, junto con Lucio Escribonio Libón, a negociar con Pompeyo cuando éste
estaba por abandonar Italia, pero no tuvo éxito. En 49 a. C., fue enviado como
procónsul junto con Cayo Escribonio Curión a atacar al reducto republicano localizado en la provincia romana
de África, pero tras su derrota por las fuerzas combinadas de Publio Atio Varo y el rey Juba I de Numidia, y la muerte de Curión, Rébilo fue uno de
los pocos que escaparon con vida.
En 46 a. C. volvió a África junto con César y sirvió en la
batalla de Tapso. Después de la derrota de Escipión tomó la ciudad de Tapso,
ocasión en la que el historiador Hirtio le llama procónsul. Al año siguiente (45 a. C.) acompañó a César
a Hispania para luchar contra el último reducto de republicanos, que fueron
derrotados finalmente en la batalla de Munda. En dicha ocasión se comenta que había perecido en un naufragio.
Pero esto no es correcto, ya que él estaba entonces al mando de la guarnición
de la ciudad de Hispalis.
El 31 de diciembre de 45 a. C., el cónsul de ese año, Quinto Fabio Máximo, murió repentinamente y Rébilo fue
nombrado por César cónsul durante las horas finales de ese año. A raíz de este
nombramiento, Cicerón señala que durante su consulado nadie había muerto, ya
que el cónsul estaba tan atento que jamás había dormido durante todo su mandato.
Cabe
decir que Cayo Caninio Rébilo fue un destacado general y político romano que
sirvió fielmente a Julio César en sus campañas militares y en su lucha por el
poder. Su carrera refleja los turbulentos acontecimientos que marcaron el final
de la República romana y el inicio del Imperio. A pesar de su breve y simbólico
consulado, Rébilo demostró su valor y habilidad en el campo de batalla,
enfrentándose a los enemigos de César tanto en las Galias como en África e
Hispania. Su legado histórico se conserva en las fuentes antiguas que lo
mencionan como uno de los más leales y eficaces colaboradores de César.
En
conclusión, Cayo Caninio Rébilo fue un destacado político y general romano
durante la época final de la República. Su lealtad y valentía lo llevaron a
servir como legado de Julio César durante la guerra de las Galias, donde
desempeñó un papel crucial en la levantamiento del asedio de Lemonum y en la
victoria sobre los andecavos. Durante la posterior guerra civil entre César y
Pompeyo, Rébilo se mantuvo fiel a su antiguo comandante y participó en diversas
campañas militares.
Sus
esfuerzos militares y políticos tuvieron un impacto significativo en los
eventos y dinámicas de la época. Contribuyó a la consolidación del poder de
César y a la derrota de las facciones republicanas restantes. Su participación
en la batalla de Tapso y en la campaña en Hispania fue crucial para asegurar la
victoria final de César sobre los republicanos.
El
legado de Cayo Caninio Rébilo se destaca por su valentía en el campo de batalla
y su dedicación al servicio de César y la República. Aunque su nombre no sea
tan conocido como otros líderes de la época, su papel estratégico y su lealtad
a César son dignos de reconocimiento. Su nombramiento como cónsul en las
últimas horas del año 45 a.C. es un testimonio de la confianza que César
depositaba en él.
En
resumen, la vida de Cayo Caninio Rébilo refleja la importancia de los leales
seguidores de César y su influencia en los eventos cruciales que marcaron el
final de la República romana. Su valentía en el campo de batalla y su
dedicación al servicio público son aspectos destacados de su legado histórico.
Aunque su nombre pueda no ser tan conocido como el de otros líderes de la
época, su contribución a la causa de César y su papel en la consolidación del
poder romano merecen ser recordados y apreciados.
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