“A través de la ciudad, la gente moría de
hambre en grandes números, y soportaban indescriptibles sufrimientos. En
cada casa la sola insinuación de comida encendía la violencia, y los familiares
se derrumbaban jadeantes, arrebatándose unos a otros los miserables soportes de
vida. No se respetaba ni aún a los moribundos …profundamente hambrientos como
perros enloquecidos, pandillas sin ley iban vacilantes y tambaleantes por las
calles, golpeando las puertas como ebrios, y tan desconcertados, que irrumpían
en la misma casa dos o tres veces en una hora. La necesidad conducía a
los hambrientos a roer cualquier cosa. Negándose a rechazar aún lo que
los animales rechazarían, era recogido y convertido en comida. Al final, ellos
comían cinturones y zapatos, y la piel que desprendían de sus escudos.
Matas de pasto seco eran devoradas, y vendidas en pequeños manojos por cuatro
dracmas”.
( Flavio Josefo)
El texto es un fragmento de la obra "La guerra de los judíos" de Flavio Josefo, un historiador judío que vivió durante el sitio de Jerusalén en el año 70 por parte del ejército romano. Este sitio fue el acontecimiento decisivo de la primera guerra judeo-romana, que terminó con la caída de Masada en el año 73.
El ejército romano, dirigido por el futuro emperador Tito, con Tiberio Julio Alejandro como su segundo al mando, sitió y conquistó la ciudad de Jerusalén, que había estado ocupada por sus defensores judíos desde el año 66. La ciudad y su importante templo fueron destruidos el mismo año de su conquista.
El texto describe con dramatismo las condiciones de
hambre, violencia y desesperación que sufrieron los habitantes de Jerusalén
durante el asedio, que duró unos cinco meses. La escasez de alimentos y los
terribles sufrimientos llevaron a que la gente recurriera a medidas extremas
para sobrevivir. El hambre era tan desesperante que los familiares llegaban a
arrebatarse la escasa comida unos a otros, e incluso los moribundos no eran
respetados.
La situación descrita revela el nivel de desesperación y desorganización que prevalecía en la ciudad asediada. Las pandillas sin ley, afectadas por el hambre, merodeaban por las calles buscando comida y golpeando puertas para obtener algo de sustento.
La narración también menciona que la
gente llegaba a comer cualquier cosa disponible, incluso cuero de cinturones,
zapatos y la piel de sus propios escudos.
Según Flavio Josefo, más de 600.000 civiles murieron, fueron esclavizados o exiliados por los romanos. El autor también relata cómo los judíos se dividieron en facciones rivales que se enfrentaron entre sí dentro de la ciudad sitiada.
El texto es una fuente histórica muy valiosa, pero también tiene un tono propagandístico, ya que Flavio Josefo se pasó al bando romano y trató de justificar su acción y la de sus nuevos aliados.
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