miércoles, 25 de diciembre de 2019

OLIMPIODORO NOS DICE SOBRE EL EMPERADOR CONSTANCIO III




En las procesiones publicas, Flavio Constancio aparecía abatido y malhumorado. Era un hombre de ojos saltones, largo cuello y cabeza ancha que siempre desmontaba dejándose caer bruscamente por encima del cuello del caballo que montaba y que después lanzaba rápidas miradas acá y allá por el rabillo del ojo ... Sin embargo, en los banquetes y las celebraciones era tan alegre y amable que llegaba incluso a competir con los bufones que solían actuar frente a su mesa.



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