En el Circo Máximo se le
ofrecía al pueblo una lucha de numerosas fieras para cazar. Al estar en Roma
por casualidad fui espectador de este hecho. Allí había muchas fieras salvajes,
bestias de tamaños inmensos: el tamaño y la ferocidad de todas ellas eras
inusitado. Pero por encima de todas ellas, la monstruosidad de los leones fue
digna de admiración, sobre todo la de uno de ellos. Este león, él solo, atraía
sobre sí las miradas y la atención de todos por la violencia de su cuerpo, por
su tamaño y por su potente rugido mientras movía la melena en su musculosa
cerviz.
( Aulo Gelio en "Noches
áticas" )
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