domingo, 29 de diciembre de 2019

FLAVIO MAGNO AURELIO CASIODORO


Escritor, estadista y monje romano, nació hacia 490 y murió hacia 583. Su nombre completo era Flavio Magno Aurelio Casiodoro Senador, éste último, un sobrenombre. Aunque era de ascendencia siria, su familia había sido por más de tres generaciones una de las más importantes de Bruttium (sur de Italia). Su bisabuelo había defendido con éxito a Bruttium durante la invasión de los vándalos de 455; su abuelo fue notablemente favorecido por Valentiniano III y Accio, pero se retiró pronto de su honorable carrera. Su padre pasó por todos los niveles de la magistratura y por fin fue nombrado prefecto pretoriano y patricio por Teodorico.
 
Casiodoro, o más apropiadamente, Senador, nació en la finca paterna de Scyllaceum (Squillace) y en 490 o un poco antes hizo su primera aparición como consejero del prefecto pretoriano cerca del año 501. Un panegírico sobre Teodorico atrajo la atención de este príncipe y entre 507 y 511 nombró a Casiodoro cuestor (N. del T. Cuestor era un magistrado que en la ciudad y en los ejércitos tenía funciones de carácter fiscal principalmente). Teodorico prescindió de la regla que prohibía a un magistrado de aquel tiempo gobernar su propia provincia a favor del padre de Casiodoro y una segunda vez cuando Casiodoro fue nombrado corrector, es decir, gobernador de Lucania y Bruttium. Fue cónsul en el 514 y ministro en 526 cuando Teodorico murió. Desde el tiempo de su cuestura permaneció como consejero regular del rey y mantuvo su influencia a lo largo de la regencia de Amalaswinta, que le nombró prefecto pretoriano. Pero el poder de los godos estaba en crisis. Atalarico, el hijo de Amalaswinta, murió en 534 y ella fue asesinada en 536 por Theodahadus, a quien había hecho rey y que a su vez cayó víctima de Witiges, apresado en 540 por Belisario, el general bizantino. Casiodoro decidió retirarse. Muchos años antes San Benito de Nursia, había fundado entre las ruinas del templo de Apolo en Montecasino, un monasterio que iba a servir de modelo para todo Occidente y la institución que Casiodoro erigió en sus tierras, el monasterio de Virium, era sin duda una imitación de la de Benito. Allí permaneció el resto de sus días, que deben haber sido muchos, pues se dice que a la edad de noventa y tres años todavía estaba escribiendo. Si nació en 490, no debe haber muerto antes de 583.
 
Los escritos de Casiodoro se pueden clasificar según las dos grandes divisiones de su vida, es decir su carrera pública y su retiro religioso. Mientras estaba en lo público su obra trata de política y asuntos públicos. Aun quedan fragmentos de dos de sus panegíricos que, según una antigua tradición entre los funcionarios romanos, dedicó a los reyes y reinas góticos. Uno estaba dirigido a Eutarico, el yerno de Teodorico (518 ó 519), el otro fue pronunciado en Rávena en la ocasión del matrimonio de Witiges y Mateswinta (536). Una gran riqueza de ejemplos sacados de la historia romana e ilustraciones de la mitología sirven al propósito de resaltar los hechos heroicos presentados en una maraña de frases vacías. En 519 Casiodoro publicó una crónica dedicada a Eutarico, el cónsul del año. Ésta es en sustancia una lista de cónsules, precedida por una tabla de reyes de Asiria, Lacio y Roma, acompañada de unas pocas notas. Casiodoro usa sucesivamente un resumen de Livy, las historias de Aufidio Baso, San Jerónimo y Próspero y la “Crónica de Rávena”. Los comentarios históricos añadidos a los nombres de los cónsules son tomados al azar de esas fuentes sin especial habilidad o precisión.
 
Desde el año 496 Casiodoro escribió de su propia experiencia y con una pronunciada parcialidad hacia los ostrogodos, parcialidad que también muestra en la “Historia de los Godos” publicada entre 526 y 533 y de la que sólo tenemos el resumen editado por Jornandes en 551. Finalmente, como legado de su carrera oficial tenemos sus cartas reunidas en doce libros, las "Variæ", al final de 537. La voluminosa correspondencia no contiene tanta información histórica como cabría esperar; se han suprimido con frecuencia fechas, cifras, nombres de personas y lugares como opuestos a la elegancia en el estilo. Por otra parte, las digresiones inútiles y pomposas, lugares comunes sobre ética e historia forman la base de estas composiciones. “El lector”, dice Mommsen, “con frecuencia vacila respecto al significado de lo dicho y busca inútilmente una razón por la que se haya dicho”. Casiodoro evita cuidadosamente todos los detalles concretos respecto a los turbulentos tiempos en los que vivió, todo lo que de una u otra manera pudiera ofender a godos, romanos o bizantinos. Es incluso espléndido en su alabanza a los príncipes que se estaban matando entre sí: Amalaswintha, Theodahadus y Witiges. Los libros VI y VII de los “Variae” son una colección de fórmulas, la primera de una clase muy común en la Edad Media. Estas cartas fueron diseñadas para ser usadas en cualquier ocasión en el nombramiento de un magistrado, y sólo se necesitaba insertar el nuevo nombre. Las cartas en los otros libros apenas son más interesantes. Sin embargo, así era el gusto de su tiempo y la correspondencia del Papa San Símaco es igual de insípida.
 
Casiodoro parece haber comenzado sus escritos eclesiásticos con “De anima”, el cual añadió a “Variae” como libro décimo tercero después de 540. Este pequeño tratado expone la naturaleza y origen del alma, sus vicios y virtudes, siguiendo principalmente las opiniones de Claudiano Mamerto y San Agustín---Casiodoro estaba aún en la vida seglar cuando los escribió. Él da como primer fruto de su conversión un comentario sobre los salmos que le tomó varios años. Las obras compuestas durante su retiro religioso revelan su deseo de hacer que sus investigaciones literarias fueran útiles a sus monjes y también su gusto por los números y sus simbolismo. El comentario a los salmos se basa fundamentalmente en las "Enarrationes" de San Agustín. Las "Complexiones in epistolas et acta apostolorum et apocalypsis" son compilaciones, y son llamadas así porque Casiodoro, en vez de comentar verso a verso, combina varios versos y los parafrasea. Quizás se refiera a esta obra cuando dice que ha purgado de toda herejía una exposición de Pelagio sobre la Epístola a los Romanos. Mandó a traducir las “Antigüedades Judías” de Flavio Josefo así como las historias eclesiásticas de Teodoreto, Sozomeno y Sócrates. Él mismo hizo resúmenes de las traducciones de estos tres historiadores y los combinó en la "Historia Tripartita", una composición algo precipitada, llena de errores y contradicciones, pero, sin embargo, muy utilizada en la Edad Media como manual de historia. En otra compilación unió los tratados gramaticales y sus comentarios atribuidos a Donato con el libro de Sacerdos sobre los números. Hacia el final de su vida Casiodoro le añadió un tratado sobre ortografía, que era meramente otra colección de extractos. El "De computo paschali" de 562 no es suya, sino una obra anónima añadida por un copista a la crónica que Casiodoro.
 
De toda la obra de este autor en su retiro monástico lo que hoy parece más interesante es las “Institutiones divinarum et sæcularium litterarum", escrita entre 543 y 555. Su objetivo era proporcionar a los monjes medios de interpretar la Sagrada Escritura, aunque el plan de estudio que sugiere es mucho más que una simple meditación sobre la Biblia. Requiere la lectura de los comentadores, de los historiadores cristianos, a los que añade a Flavio Josefo, de cronistas y de los Padres latinos. Recomienda las artes liberales; proclama el mérito de los que copian la Sagrada Escritura y expone las reglas a seguir en la corrección del texto. Finalmente, en la segunda parte, resume la teoría de las artes liberales siguiendo la división hecha por San Jerónimo, Marciano Capela y San Agustín. Distingue las artes, sobre todo la gramática y la retórica, de las ciencias, que son la aritmética, geometría, música y astronomía. Le da gran importancia a la dialéctica, a la cual considera en parte arte y en parte ciencia. Por supuesto, Casiodoro subordina los estudios profanos a la teología pero, diferente a Isidoro, por ejemplo, sus extractos y compendios no dispensan al monje de hacer más investigaciones; por el contrario provocan tal investigación al referirse a libros con los que cuidadosamente equipó la biblioteca del convento. Soñaba con fundar la primera facultad teológica en Roma; al menos tuvo el mérito de poner al trabajo intelectual en el primer lugar de las ocupaciones monásticas, para el que San Benito no había asignado un lugar. Durante su carrera pública Casiodoro intentó reconciliar las dos razas de godos y romanos; en su retiro religioso trabajó con gran éxito en armonizar la cultura antigua con la del mundo cristiano. La civilización moderna fue el resultado de la alianza propuesta por él.
 
Influencia de Casiodoro Sobre la Música de la Iglesia:

En su trabajo sobre las artes liberales (De Artibus ac Disciplinis Liberalium Litterarum) Casiodoro escribe sobre música bajo el encabezado “Institutiones musicæ”. Este último tratado fue reimpreso por Gerbert (Scriptores eccl. de mus. sacr., I) y es particularmente valioso para el estudio de los comienzos tempranos de la música de la Iglesia. Casiodoro no va a las fuentes originales---los teóricos griegos---puesto que su conocimiento del sistema musical griego era el único conocido entonces y el que él enseñó a sus monjes. Le tomó prestado al autor romano Albino, cuyas obras se han perdido. Casiodoro, con Baecio, es el principal exponente de la teoría de la música entre la antigüedad y el principio de la Edad Media. Por esta razón sus escritos han sido de gran ayuda para los muchos estudiosos que se han ocupado de la restauración del canto de la Iglesia, especialmente respecto a su ritmo, siguiendo las más antiguas tradiciones. Sus obras contienen también información instructiva sobre los instrumentos musicales que se usaban en sus días, sobre todo la flauta, la chirimia, la gaita, la flauta de pan y el órgano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario