Desterró este tipo de carruaje y, en su lugar, equipó
los carros de guerra con fuertes ruedas para que no se rompieran fácilmente y
con ejes grandes, pues todo lo que consiste en una superficie plana es más
difícil que vuelque. E hizo la caja para el auriga como una torre de madera
resistente cuya altura llegaba hasta los codos para que los caballos pudieran
ser conducidos por encima de la caja. Y acorazó a los aurigas cubriéndoles todo
el cuerpo, excepto los ojos. También aplicó hoces de hierro de dos codos de
largo aproximadamente a los ejes y a ambos lados de las ruedas, y otras debajo
del eje de cara a la tierra, para lanzarse contra los enemigos con los carros.
( Jenefonte)
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