Publio Cornelio Léntulo Sura (en latín, Publius
Cornelius P. f. P. n. Lentulus Sura; muerto el 5 de diciembre de 63 a. C.) fue
un político romano de la época republicana, una de las principales figuras de
la conjura de Catilina.
Nieto del cónsul suffectus del año 162 a. C. Publio
Cornelio Léntulo, recibió su apodo de Sura cuando fue acusado por Sila (de
quien había recibido el cargo de cuestor en 81 a. C.2 ) de haber derrochado
dinero público, de lo cual se negó a rendir cuenta alguna mientras
insolentemente se agarraba de la pantorrilla (en latín, sura), una parte del
cuerpo de los jóvenes que era castigada cuando cometían errores jugando al
balón. Otras fuentes, sin embargo, establecen que el nombre venía de antes,
quizá de la familia de Léntulo.4Fue posteriormente nombrado pretor (75 a. C.),
gobernador de Sicilia (74 a. C.) y cónsul (71 a. C.).
Fue durante su pretura que Hortensio no tuvo ninguna
dificultad en lograr la absolución de Terencio Varrón, cuando este último fue
acusado de extorsión.
En el año 70 a. C., tras ser expulsado del Senado por
inmoralidad entre otros cargos, se unió a la conspiración de Catilina. Confiado
en un vaticinio de las sibilas que afirmaba que tres Cornelii serían
gobernantes de Roma, Léntulo se creyó entonces el sucesor de Lucio Cornelio Sila
y Lucio Cornelio Cinna. Cuando Catilina
abandonó Roma tras el primer discurso de Cicerón en su contra (In Catilinam),
Léntulo ocupó su lugar como líder de los conspiradores en la ciudad. Así,
volvió a ser pretor en 63 a. C.,9 y junto a Cayo Cornelio Cetego,
planificó el asesinato de Cicerón y el incendio de Roma, si bien este plan
fracasó debido a su timidez e indiscreción.
Unos embajadores de los galos alóbroges, que
permanecían en ese momento en Roma como portadores de una queja formal contra
los gobernantes de su provincia por opresión, recibieron las insinuaciones de
Léntulo para obtener de ellos ayuda armada. Fingiendo aceptar sus propuestas,
los embajadores lograron un acuerdo escrito firmado por los principales
conspiradores, e informaron a su jefe Quinto Fabio Sanga, que a su
vuelta a Roma avisó a Cicerón de la trama.
Los conspiradores fueron así arrestados, y obligados
a reconocer su culpabilidad. Léntulo fue obligado a renunciar a su cargo de
pretor, puesto en custodia del edil Publio Léntulo Spinther, y, temiendo
que pudiera existir un intento para rescatarlo, fue ejecutado en el Tullianum
(Cárcel Mamertina) el 5 de diciembre del año 63 a. C.12
Su hijastro Marco Antonio acusó a Cicerón de negarse
a entregar su cadáver para su entierro.
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