Los
epilépticos beben la sangre de los gladiadores como si fuera el elixir de la
vida
[…]
Creen que lo más eficaz es, de largo, tragarse la sangre caliente del hombre
mientras
da el último suspiro, poniendo sus labios directamente sobre la herida,
extrayendo la esencia misma de la vida.
( Plinio el Viejo en "Historia natural" )
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