En la Historia de la Antigua Roma, Cineas figura como un
ministro en Tesalia y amigo del gran general Pirro Rey del Epiro.
En la guerra con Roma, tras su victoria en la Batalla de
Heraclea, Pirro, envió a Cineas como embajador con propuestas de paz, mientras
él reunía las fuerzas de sus aliados y marchaba lentamente hacia la Italia
central. Los términos que ofreció en su propuesta fueron los de un
conquistador:
-Que los romanos debían reconocer la independencia de los
italiotas.
-Que debían restaurar a samnitas, lucanos, apulios y brucios
todas las posesiones perdidas en la guerra.
-Que Roma debía firmar la paz con él mismo y con los
tarentinos.
-Tan pronto como se acordara el tratado de paz en estos
términos, el epirota devolvería todos los prisioneros romanos sin rescate
alguno.
Cineas, cuya persuasiva elocuencia se dice que ganó más
ciudades para Pirro que sus ejércitos, no reparó en medios para asegurar el
favor de los romanos hacia su rey e inducirles a aceptar la paz.
Las perspectivas de la república parecían tan oscuras
que muchos senadores consideraron prudente acceder a las demandas de Pirro, y probablemente esto
habrían hecho de no ser por el discurso patriótico del anciano censor Apio Claudio Ceco, quien
rechazó la idea de rendición y expulsó a Cineas de Roma ese mismo día.
Cineas informó a Pirro que el Senado Romano era una asamblea
de caballeros venerables, y que luchar contra ellos era como enfrentarse con la
Hidra de Lerna. Cineas poseía una gran memoria. Al día siguiente a su llegada a
Roma, fue capaz de saludar a cada senador y guadia por su nombre.
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