El descenso es siempre
rápido. Un hombre no debería descuidar a sus amistades cuando se eleva de
posición, ni sus amigos olvidarle cuando cae en desgracia, no por malicia,
envidia o resentimiento, sino simplemente porque se hayan olvidado de él.
Si me he dedicado a la política,
no había sido por el afán de mandar, sino para servir a mi país y a su costa
descubro haber cometido un gran error, porque el pueblo no recuerda ni honra a
los que se han limitado a servir a su país, mientras que los que se han
limitado a servirse a sí mismos y llegar a ser ricos y poderosos, son
celebrados como hombres inteligentes, dignos de admiración, que se merecen los
mayores honores. ¿Quién puede impedir que se adore a un hombre que se adora a
sí mismo?. Así son las cosas.
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