Piteas (en griego: Πυθέας, Pythéas) fue un marino griego nacido en Masilia, antigua
colonia griega fundada por los focenses (hoy la moderna Marsella) alrededor de
350 a.C. Fue uno de los primeros griegos en cruzar el estrecho de Gibraltar y
suyo fue el primer testimonio escrito en el que se llama a la península ibérica
«Hispania»de hecho, se le atribuye el descubrimiento de que Hispania es una
península.
Se especula que la razón primera de su viaje fue
consecuencia de un descuido temporal del bloqueo del estrecho de Gibraltar por
parte de los cartagineses entre 306 y 310 a.C., debido a sus luchas con los
griegos de Sicilia. Otros suponen que franqueó el lugar en navegación nocturna,
en 325 a.C.1 Hasta entonces los cartagineses controlaban el estrecho,
impidiendo franquearlo para así defender sus colonias en costas africanas y
ocultar la ruta hacia los centros de producción de estaño, que ellos
monopolizaban desde su colonia de Gadir. Por tanto, la única ruta para
conseguir estaño (principal componente del bronce), que supuestamente era producido
en minas del norte de Europa, sin comerciarlo con los cartagineses era cruzando
por tierra toda la Galia a través de la conocida como ruta del estaño (Galia). Un
barco que consiguiera llegar a las zonas de producción de estaño y volver con
el cargamento podría hacer un gran negocio.
En su viaje visitó la Galia (Francia), el monte
Saint-Michel (la isla donde los comerciantes vendían el estaño limpio, al igual
que en Cornualles), Britania, Gran Bretaña, las islas Orcadas, las islas
Shetland, y descubrió una lejana tierra a la que llamó Thule. Hasta hoy, los
expertos discuten si Thule sería Islandia, una de las islas Feroe o incluso una
parte de Noruega, pero se inclinan a pensar que se trata de la primera por las
descripciones de un «fuego siempre luciente», que podría hacer referencia a esa
isla volcánica. Enfilando incansablemente hacia el norte, cruzó el círculo
ártico, hasta que los témpanos no le dejaron avanzar más. Sus fines eran sobre
todo económicos, pero todo el avance producido más allá del monte Saint-Michel
se debe solamente a su propio espíritu explorador y aventurero. Su viaje tuvo
un recorrido de 7 000 a 7 500 millas, igualando al primer viaje de Colón. Viajó
con un solo barco y su travesía duró un año.
En el viaje de regreso pasó frente a las costas de
Dinamarca, pasó nuevamente por Britania y regresó sano y salvo al puerto de
Masalia. Una vez de vuelta, enriquecido con la mercancía conseguida, escribió
un libro relatando con detalle y objetividad su viaje, Sobre el Océano (Περί τοῦ Ὠκεανοῦ), siendo éste uno de los
considerados periplos de la antigüedad, antecesores de los actuales derroteros.
Piteas fue uno de los navegantes más científicos de
la antigüedad. Determinó la posición precisa del polo norte celeste (que no
coincide exactamente con la estrella Polar), calculó la latitud de su ciudad,
(Marsella), con un mínimo de error (43º3’N en lugar de los 43º17’N reales). En
su viaje hizo observaciones del sol que contribuyeron a que geógrafos
posteriores identificaran paralelos de latitud. Fue el primero en observar el
sol de medianoche, la aurora boreal y en vincular las fases de la luna con las
mareas.
Durante varios siglos, todo lo conocido sobre las
regiones nórdicas (Bretaña, Irlanda, Gran Bretaña y el Mar del Norte) derivó de
la información que él aportó. Registró el nombre local de las Islas Británicas
en griego, Πρεττανική
(Prettanikḗ), que luego derivó en los textos del historiador Diodoro en
Pretannia, y posteriormente, Britannia.
A causa de los relatos de sucesos «extraños» que
aparecen en sus escritos, muchos sabios de la antigüedad desdeñaron sus
enseñanzas como absurdas, incluso si daban crédito a leyendas y noticias más
estrañas aún. Entre los que lo trataron de embustero se encuentran Polibio,
Artemidoro y Estrabón. No obstante, entre sus defensores había eruditos de
no menor consideración, como Timeo, Hiparco, Eratóstenes o Posidonio. Aunque
ninguno de los escritos de Piteas se ha conservado íntegro, han llegado a la
actualidad buena parte de sus ideas gracias a las continuas polémicas que se
mantuvieron por su causa.
Aún hoy sigue considerándose una hazaña increíble,
cómo un barco a remos de bajo calado y preparado solamente para costear el
Mediterráneo, pudo hacer un viaje de miles de kilómetros por el Atlántico
norte, por mares congelados y embravecidos. Toda una aventura que tardaría
siglos en ser reconocida y aún más en ser emulada.
Las principales fuentes que permitieron recuperar
parcialmente los escritos de Piteas son:
Diodoro
Plinio el Viejo
Estrabón
Marciano
Apolonio de Rodas
Gémino de Rodas
Polibio
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