En 219 a. de C., el griego Arcágato fue el primer médico que
llegó a Roma. Al principio, se hizo enormemente popular, pero luego, por la crueldad
con que amputaba y cauterizaba, se ganó el mote de "el verdugo" y la
gente empezó a detestar su arte y a todos los médicos.
( Plinio en "Historia natural")
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