sábado, 10 de junio de 2017

SANGRIENTO SACRIFICIO DEL BUEY


 
Cuando se trataba de pedir un sacrificio a los dioses, el del buey era uno de los más destacados. Previamente los sacerdotes drogaban al buey, y lo apuñalaban, y cuando ya brotaba la sangre, se dejaba caer encima de la persona que hacía el sacrificio y solicitaba la buena a los dioses.

 

Un buey adulto tenía mucha sangre para derramar. Qué despilfarro de potencia, de poder y de fuerza, ello suponía. Claro que... el color era bonito; carmesí intenso, la sangre era escurridiza y espesa y chorreaba cuesta abajo por entre los pies. Le fascinaba y no podía apartar los ojos de ella. ¿Todo lo que encerraba energía tenía tono rojizo? El fuego, la propia sangre del interesado, los penes, los zapatos senatoriales, los músculos, el metal en fusión, la lava...

 

Era pues el tipo de sacrificio al que recurrían las clases más adineradas, por lo caro del buey y los pagos a los sacerdotes que oficiaban el rito. También era el primer acto de los cónsules al comenzar su mandato el primer día del año, para pedir buena suerte a los dioses en sus consulados.  









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