Los problemas domésticos de Augusto no se limitaron a la
cuestión sucesoria: las dos Julias ( su hija y su nieta) y Agripa Póstumo (el último
nieto que le quedaba vivo) llevaron el género de vida característico de la
decadencia con la que él quería acabar. Solía llamarlos sus tres abscesos (
vomicae) o sus tres cánceres ( carcinomata), y cuando se enteró de que una
liberta llamada Febe se había ahorcado por su complicidad en el comportamiento
adúltero de su hija Julia, exclamó que habría preferido ser el padre de Febe
que el de ésta.
( Suetonio en "El divino Augusto")
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