Molón (griego: Mόλων; muerto en 220 a. C.) fue un general y sátrapa del rey
seléucida Antíoco III el Grande (223-187 a. C.).
Ocupaba la satrapía de Media al advenimiento de este
monarca, tras lo que Antíoco le confirió a él y a su hermano Alejandro el
gobierno de las provincias superiores de su Imperio. Pero su odio a Hermias,
ministro del rey, pronto llevó a ambos a la rebelión: los dos generales que se
enviaron al principio contra ellos no fueron capaces de oponerse a su avance, y
Molón se encontró a la cabeza de un gran ejército y dueño de todo el país al
este del río Tigris.
Sin embargo,
su intento de cruzar el río fue frustrado hasta que Jenitas, general de
Antíoco, fue enviado contra él, se aventuró al otro lado del río y fue
sorprendido por Molón, que acabó con su ejército. El sátrapa rebelde cruzó
entonces el Tigris y se hizo dueño de la ciudad de Seleucia del Tigris, así
como la totalidad de Babilonia y Mesopotamia.
El formidable carácter que la insurrección había
tomado terminó de convencer al mismísimo Antíoco de marchar en persona contra
los rebeldes. Tras invernar en Nísibis, cruzó el Tigris y avanzó hacia el sur
contra Molón, que marchó desde Babilonia a su encuentro.
Se produjo una
batalla campal, en la que la deserción del ala derecha de las tropas rebeldes
decidió la victoria real. Molón se suicidó para evitar caer en manos de su
enemigo, pero su cuerpo fue crucificado por orden de Antíoco, o más
probablemente de su ministro Hermias.
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