Tiberio perdonó la vida a Lucio Cesiano, que no sólo había sido
íntimo amigo de Sejano, ejecutado después de caer en desgracia, sino que además
se burló de la calvicie del emperador haciendo que, durante los Floralia
(juegos en honor de Flora), todos los espectáculos fueran ejecutados
exclusivamente por calvos y poniendo a disposición de la multitud a la salida
del teatro a cinco mil esclavos portando antorchas, todos ellos con la cabeza
rapada.
( Dión Casio en "Historia romana")
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