- Augusto dijo una vez a sus amigos que tenía dos hijas
mimadas a las que tenía que consentirles todo: Roma y Julia.
- En un espectáculo de gladiadores Livia y Julia atrajeron
sobre sí la atención del pueblo debido a la diferencia de sus respectivos
séquitos: Livia estaba rodeada de hombres graves, mientras que Julia estaba
sentada en medio de una manada de jóvenes o incluso de libertinos. Su padre la
reprendió en una carta en la que le decía que se fijara en el contraste entre
las dos grandes damas. Ella le contestó ingeniosamente: "Éstos se harán
viejos conmigo".
- Esa misma Julia empezó muy pronto a tener canas, que se
hacía arrancar en secreto. La llegada repentina de su padre sorprendió en una
ocasión a sus peluqueras. Augusto fingió que no veía algunas canas pegadas en
la ropa de éstas, pero pasado algún tiempo, hablando de otras cosas, hizo una
alusión a la edad y preguntó a su hija si preferiría tener canas o quedarse
calva. Ella respondió: "Yo, padre, preferiría tener canas", Y él le
replicó: "Entonces, ¿por qué ésas se dan tanta prisa en dejarte
calva?".
- Asimismo, oyendo a un amigo serio que intentaba
convencerla de que más le valdría atenerse al modelo de vida frugal de su
padre, Julia respondió: "Él se olvida de que es César, en cambio yo
siempre me acuerdo de que soy la hija de César".
- Y cuando unos que estaban al tanto de sus escándalos
manifestaron su admiración de que tuviera unos hijos tan parecidos a Agripa
después de entregar su cuerpo a tantos hombres, contestó: "Es que yo no
cojo nunca pasajeros hasta que la nave no está cargada".
( Macrobio en "Saturnales")
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