Un bandolero de Hispania llamado Corocotta llegó a irritar
tanto a Augusto que ofreció al que lo capturara vivo una recompensa de
doscientas cincuenta mil dracmas; pero cuando el propio bandido se entregó
voluntariamente, lejos de castigarlo, le entregó el dinero prometido y se hizo
rico.
( Dión Casio en "Historia griega")
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