Por deseo expreso del rey Masinisa
que había indicado en su testamento que su aliado romano Escipión Emiliano
dividiese su reino entre sus tres hijos, el romano procedió del siguiente modo
en interés de la propia Roma:
No dividió en tres partes el
territorio de Numidia como sería lo normal para este caso, sino que dividió las
funciones reales de los tres herederos. Al mayor le encomendó la custodia del
tesoro y los palacios, al mediano le nombró jefe guerrero de Numidia y al más
joven le otorgó las funciones de la ley y la justicia. Lo cual significaba que
el hijo que mandaba en el ejército no disponía de dinero para fomentar la rebelión,
el hijo que disponía del dinero carecía de fuerzas para fomentarla, y el hijo
que tenía la ley en su mano quedaba sin dinero ni ejército para pensar en ella.
Con el tiempo con las intrigas
de Micipsa (hijo de Masinisa) y su sobrino bastardo Yugurta, al final el propio
Yugurta volvería a hacerse con todas las riendas del poder númida, volviendo a
ser una seria amenaza contra Roma.
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