Los
días festivos probablemente variaban de un lugar a otro dependiendo de las
costumbres locales. En Roma había tres «festividades de esclavos»: la Saturnalia
(finales de diciembre), la fiesta de las esclavas (ancillarum feriae)
(el 7 de julio) y el día de los esclavos (servorum dies festus) (el 13
de agosto). Las Saturnalia eran muy celebradas en todo el Imperio, mientras que
las otras dos eran festividades locales; en otras poblaciones se celebraban
otros festejos. Además, los esclavos participaban en fiestas no exclusivas de
ellos y, en ocasiones, las celebraciones eran de ámbito muy local e incluso
individual —en honor del espíritu (genius) del amo, por ejemplo, de los
dioses protectores de la casa (lares) o de los muertos—. Durante estos
festejos, los esclavos podían esperar una relajación de las normas que regían
su trabajo y su comportamiento, mejor comida, vestir sus mejores galas,
relacionarse socialmente, y a menudo abusar del alcohol y juerga general.
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