El juego estaba permitido sólo
durante las fiestas de las Saturnales, en el mes de diciembre, pero esta
restricción no la respetaba nadie. A Claudio le encantaba jugar a los dados e
incluso publicó un libro sobre este tema. A menudo jugaba mientras viajaba, y
tanto el carruaje como el tablero estaban arreglados de tal forma que el
movimiento no desbaratara el juego.
( Suetonio en "El divino
Claudio")
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