No hay nada peor que el vivir
demasiado Somos niños hasta la edad de catorce años, jóvenes hasta la edad de
veintiuno. ¡Prácticamente sólo somos jóvenes siete años! Siete años, fíjate y
es normal vivir hasta los sesenta y cinco. De niños, no puede decirse que
seamos realmente conscientes. Como viejos, pasados los veintiuno, hemos de
enfrentarnos a los cuidados, las ambigüedades, las responsabilidades y las
confusiones de la vida. Y sobre todo, a sus desesperaciones. Sólo vivimos
realmente durante siete años, brillando con esplendor al igual que los dioses,
creyendo en todas las virtudes, ávidos de vivir, coronados por sueños, deseando
cambiar el mundo, esperanzados, sublimes, heroicos, hermosos. Por lo tanto, al
igual que Athena, deberíamos brotar ya crecidos a la edad de catorce años de
las sienes de nuestros padres y no vivir luego más que siete años. Todo lo
demás es infortunio.
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