Era
joven y apuesto —está claro que a Trimalción le resultaba atractivo—, pero
también tenía talento y era un hombre de recursos.
Besé
al chico, no porque sea guapo, sino porque es de fiar. Puede hacer divisiones y
leer libros sin esfuerzo; con lo que gana se ha comprado una armadura tracia,
ha adquirido una elegante silla de respaldo redondeado y dos braseros, todo
ello con su propio dinero.
(Petronio
en "Satiricón")
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