— ¡No vayas hoy a la reunión
del Senado. Esta noche he tenido una horrible pesadilla y he soñado que te
asesinaban. Julio, si me amas, quédate hoy en casa. Hace días que no te
encuentro bien. ¡Julio, no salgas hoy de casa!
—Cariño, ¿qué diferencia hay
entre hoy y cualquier otro día? Tengo que presentar a la consideración del
Senado unos asuntos de importancia. ¡Esos viejos aburridos y estúpidos! No se
atreverán a negarme lo que les pido. El pueblo de Roma está conmigo.
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