Los
patrocinadores y organizadores [miembros de la elite] de los espectáculos hacen
salir a los aurigas, actores, atletas y gladiadores; hombres que levantan pasiones
y a los que los otros hombres les entregan su alma y las mujeres también su cuerpo.
A causa de estos hombres, los organizadores se entregan a las mismas cosas que
critican [en los salones] y a las habilidades que ensalzan; y luego las
utilizan como pretexto para denigrar y menospreciar a los hombres que las
exhiben. Es más, esos miembros de la elite los condenan abiertamente y los
estigmatizan socialmente, limitando sus derechos civiles, vetándoles el acceso
al Senado, a la plataforma de oradores, a las órdenes senatorial y ecuestre,
así como al resto de cargos y ciertos honores. ¡Menuda ruindad! Adoran a
quienes castigan, desprecian a quienes aprueban, ponen por las nubes el talento,
pero critican duramente a quienes lo tienen.
(
Tertuliano en "Sobre los espectáculos")
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