«Se dice que fue la policía
secreta de Cicerón la que ordenó su muerte. Ya es sabido que Craso, que siempre
manifestó su aprecio por ambos, hizo sacrificios en los templos por sus almas
respectivas, aunque se le vio reprimir una sonrisa. Julio César también se
condolió públicamente de sus respectivas muertes, aunque es evidente que no
estaba muy apenado. Pompeyo y Publio Clodio ni siquiera se condolieron y eso
que este último era su más fiel amigo. Para la historia será siempre un
misterio quién ordenó su muerte.»
( Salustio )
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