Hija de Publio Cornelio Escipión el Africano y
de Emilia Tercia, se desposó con Tiberio Sempronio Graco (cónsul
en 177 a. C. y en 163 a. C.) tras la muerte de su padre. Fue madre de doce
hijos, pero los únicos que llegaron a la edad adulta fueron Tiberio Sempronio
Graco, Cayo Sempronio Graco y Sempronia, quien se desposó con su primo, Publio
Cornelio Escipión Emiliano.
Fue una mujer culta y de carácter fuerte. Después de
la muerte de su esposo (153 a. C.), rechazó la propuesta de matrimonio con el
rey de Egipto, Ptolomeo VIII Evérgetes, para consagrarse a la educación
de sus hijos. Formó parte de la familia patricia que más se entregó a la
defensa de la cultura helenística que entonces empezaba a asentarse en Roma. A
edad muy avanzada, le fue erigida a tan insigne dama una estatua de bronce en
el Foro Romano, de la cual se conserva la base con el epígrafe: Cornelia Africani
F. Gracchorum (Cornelia, hija del Africano y madre de los Gracos). Fue la
primera estatua pública en honor a una mujer expuesta en Roma.
En sus Vidas Paralelas de Tiberio y Cayo Sempronio
Graco, Plutarco afirma que Cornelia gustaba del trato con las gentes, y
se mostraba muy hospitalaria para con sus invitados. Recibía en su casa a
filósofos griegos y toda clase de literatos. Se dice que llevó con gran
entereza y magnanimidad sus infortunios, pues había sobrevivido a su padre, a
su esposo, a sus hijos y demás familiares y amigos. Sus últimos años de vida
los pasó en su villa de los campos misenos, hablando de su padre y de sus hijos
a sus visitantes, como si se tratara de hombres de una época pasada.
Dante Alighieri la cita en la Divina Comedia, como
uno de los espíritus que se encuentran en el Limbo.
En el cuadro vemos a Cornelia dando a conocer ante la
mujer que alardea de sus joyas que ella considera a sus hijos como sus
verdaderos tesoros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario